jueves, 10 de septiembre de 2009

ASTROLOGÍA CABALÍSTICA. LECC 01. LOS ELEMENTOS


Lección 1: Los Elementos
El zodíaco fue el huevo del que salió nuestro sistema solar. Los 12 signos son las 12 fuentes primordiales de energía que han permitido y permiten la edificación de todo lo creado. Si un día una de esas fuentes dejara de manar, desaparecería de nuestro universo solar aquello que pertenece a su naturaleza.
Como pequeños universos en miniatura que somos, llevamos todos en nuestro cuerpo materia que obedece a las leyes de los 12 signos, pero esa materia permanecería en estado pasivo, si no fuera activada por los planetas, al transitar por uno y otro signo. Son los planetas los que imprimen movimiento a la esencia zodiacal, dándole así protagonismo y poniendo en relieve su personalidad y haciendo que arraigue en nosotros su simiente. Así pues, la posición de los planetas en un horóscopo de nacimiento nos indicará cuáles son las partes zodiacales activas en un individuo, en qué grado lo son y cuál será la interpretación que el individuo recibirá de la fuerza zodiacal, ya que, si una sinfonía musical cambia según la personalidad del director de orquesta, también el mensaje zodiacal es interpretado de distinta manera según el planeta que nos lo transmite.
Cuando una persona dice que es de un signo determinado, es porque ha nacido cuando el Sol circulaba de 0 a 30 grados de ese signo. Pero en realidad ese dato oculta una enseñanza muy profunda. El Sol es el que marca el objetivo de vida de una persona, su personalidad profunda, del mismo modo que el Ascendente representa la personalidad exterior. De este modo, cuando conocemos las características de un signo, estamos aprendiendo algo sobre nuestro propio destino y sobre las herramientas con las cuales contamos para desarrollarlo. Del mismo modo podemos proceder para comprender a un pariente o a un amigo. Un día me comentó un colega: "es imposible contarle un secreto a Juan, al cabo de 5 minutos se lo cuenta a todo el mundo". Resulta que Juan era Géminis, Ascendente Géminis. Siendo éste el signo de la comunicación, la "obligación" de Juan es contar las cosas de forma inmediata, de lo contrario podrían explotar en su interior. De lo dicho se desprende la importancia de aprender Astrocábala, ya que es la mejor forma de conocernos a nosotros y a los demás.
La rueda zodiacal está compuesta por 12 signos que se representan por este orden:
Aries Leo Sagitario
Tauro Virgo Capricornio
Géminis Libra Acuario
Cáncer Escorpio Piscis
Así se nos presenta el zodíaco constituido, pero cuando el Dios de nuestro sistema solar inició los trabajos de creación de nuestro universo, no utilizó las fuerzas zodiacales por este orden, sino que primero organizó la vida con el material provinente de los signos de fuego; después utilizó los ingredientes procedentes de los signos de agua; luego, las fuerzas de los signos de aire, y finalmente las energías de los signos de tierra. Como la vida aquí abajo transcurre a la imagen de la de arriba, tendremos que también en nuestros asuntos humanos lo primero que aparece es el fuego, luego el agua, el aire y la tierra.
Así, tendremos una primera clasificación:
Signos de fuego: Aries, Leo, Sagitario
Signos de agua: Cáncer, Escorpio, Piscis
Signos de aire: Libra, Acuario, Géminis
Signos de tierra: Capricornio, Tauro, Virgo.
Tal como indicábamos en la sección preliminar, el elemento fuego representa la fase Yod y en él está activo Kether-Voluntad; el elemento agua representa la fase He y la fuerza activa es Hochmah-Amor. El elemento aire representa la fase Vav y la fuerza activa es Binah-Inteligencia estructuradora y el elemento tierra representa la fase segundo He y la fuerza activa es Hesed-Bondad-Paraíso.
Igualmente, tendremos que los signos cardinales son Yod; los signos fijos, He; y los signos dobles o comunes, Vav.
En el trabajo de creación, decíamos, el Dios de nuestro sistema solar empezó utilizando las fuerzas provenientes de los signos de fuego, las cuales alimentaron Su Designio, Su Propósito creador; es decir, le facilitaron la semilla de su futuro universo. Luego utilizó las fuerzas provenientes de los signos de agua, los cuales pusieron a su disposición esa esencia llamada Amor. Dios mezcló en esa etapa designio y amor, haciendo con ellos una de las columnas de su obra. Los signos de aire ofrecieron después sus fuerzas y con ellas Dios estableció las leyes que rigen el universo y de ellas nacieron en nuestro bajo mundo la lógica y la razón, que constituyen la segunda columna de la obra divina, la de la izquierda, y que nos permiten comprender el funcionamiento de la máquina cósmica, al descubrir las leyes que la mueven. Ya sólo faltaba que los signos de tierra entraran en funciones para ofrecer al Creador su fuerza coagulante y cristalizante con la que envolver las energías de los demás signos, de manera que dispusieran de un cuerpo material para manifestarse. Con esas fuerzas, Dios vistió Su Obra, le dio un ropaje y una apariencia.
Así lo hizo Dios y así lo hacemos nosotros, de manera que si en un horóscopo vemos que el individuo tiene una mayoría de planetas en signos de fuego, diremos que es portador de designio, de iniciativa, y que la persona es utilizada por Dios para plantar la semilla de su universo. Si la mayoría de los planetas se encuentran en signos de agua, diremos que los sentimientos las emociones dominan en esa persona y que todo lo ve de una manera subjetiva, personal, porque el agua corresponde al He, que es una fuerza interiorizadora y pone en relieve lo que va por dentro, lo que es propiedad exclusiva, patrimonio del individuo. Si la mayoría de los planetas se encuentran en signos de aire, diremos que es un individuo aplicado en descifrar las leyes, un hombre de lógica y de razón, cuyo comportamiento es bastante previsible, puesto que obedece a valores universales y objetivos. Binah, que domina aquí, es el gran creador de moldes. Si la mayoría de los planetas se encuentra en signos de tierra, diremos que es un hombre de realizaciones prácticas, un hombre que dispondrá de medios materiales para realizar de una forma tangible sus aspiraciones.
Resumiendo lo que acabamos de decir: los pertenecientes a signos de fuego pondrán en el mundo las semillas de las cosas y, como tales, serán portadores de futuro. Los pertenecientes a signos de agua ofrecerán su propia tierra corporal y emocional para que esa semilla pueda enraizarse: serán portadores de amor, que se expresa como un ardor interno que los impulsa a llevar a la perfección la obra. También sus frutos corresponderán a una etapa futura, pero a un futuro ya más inmediato. Los pertenecientes a signos de aire realizarán su obra a través de la ley y el orden: son portadores de lógica y de razón e instituyen el marco legal en el que la obra podrá ser realizada. Los pertenecientes a signos de tierra son los que instituyen realmente en el mundo físico lo que el espíritu proyectó en su día.
Así tendremos que cada experiencia humana que vivimos pasa por el cielo de fuego, el de agua, el de aire y, finalmente, se hace realidad en el cielo de tierra. Cuando esos cuatro ciclos han transcurrido y aportado cada uno su fruto experimental, el alma debe abandonar la realidad física, es decir, sus posesiones, sus pertenencias, para recomenzar un nuevo gran cielo experimental en el fuego a partir de cero.
Para vivir plenamente las experiencias de cada ciclo, es decir, para aprender las lecciones programadas por el Ego (Ego o Ego Superior. Kabaleb usa indistintamente estos dos términos para referirse a la personalidad divina que mora en cada ser humano), el hombre necesita, por lo general cuatro vidas. En la primera inicia los trabajos que han de llevarlo a la experiencia deseada. En la segunda vive intensamente por dentro lo que más tarde proyectará al exterior como un fruto de sus propias entrañas. En la tercera busca la manera de instituir lo que lleva dentro en el marco social, de forma que resulte compatible con los intereses de los demás y que sirvan también esos intereses ajenos, renunciando si es preciso a parte de su primitivo propósito. Y es en la cuarta encarnación cuando consigue ver su primigenio designio convertido en una realidad material que le permitirá darse cuenta de si realmente aquello es tal como lo imaginaba. Añadamos que no es obligado el que transcurra tanto tiempo para vivir plenamente un ciclo experimental y que todo depende de la velocidad de crucero del interesado. Ciertas personas consiguen realizar todo el trabajo cíclico en una sola vida.

Los signos de Fuego

Según la tradición cabalística, el Fuego fue el primero de los Elementos con los que trabajaron los creadores de nuestro sistema solar en el Primer Día del actual período de manifestación, y como esta diná-mica quedó escrita en el historial de los procesos creativos, cualquier iniciativa que tomemos en nuestras vidas ordinarias, comienza también por el Fuego.
Pertenecen al Elemento Fuego los signos de Aries, Leo y Sagitario.

En términos psicológicos, el Fuego se convierte en entusiasmo, fe, ardor interno que impulsa el individuo a crear, de modo que los nacidos bajo signos de Fuego son los creadores, los iniciadores, los que ponen su entusiasmo y su fe en algo que aun no existe y que no existiría si esas cualidades no fueran desplegadas. En toda obra humana, los hombres/Fuego son indispensables en el período inicial y, sin ellos, cualquier empresa se hunde rápidamente o no llega ni tan siquiera a ver la luz. El Fuego es el motor que lo mueve todo, es el elemento primordial, es la Voluntad Suprema sin la cual nada puede existir.
El signo de Aries es la puerta de entrada del Fuego en la naturaleza humana y los nativos de este signo se encuentran en el comienzo de un ciclo de experiencias. Son hombres de futuro, lanzados hacia lo que aún no tiene forma y se sienten poco conectados con el presente. Para ellos, la realidad no es lo que sucede, sino lo que sucederá
El signo de Leo estabiliza el Fuego en la naturaleza humana, y a la persona le viene la visión interna, inconsciente, de cómo funciona el mundo, traduciendo las reglas en valores morales, que son en realidad los pilares que sostienen el Universo. Por ello, se encuentra a menudo a estos nativos en puestos de responsabilidad política y social. Gracias a su dinámica el mundo se sostiene en pie.
El signo de Sagitario es el exteriorizador del Fuego. Estos nativos exteriorizan, pues, las reglas instituidas por la clase creadora, y gracias a su impulso, si no están corrompidos, el mundo funciona como debe funcionar.

Los signos de Agua

Pertenecen al Elemento Agua los signos de Cáncer, Escorpio y Piscis.
El Agua es el segundo de los Elementos, y nos dice la tradición cabalística que apareció en el segundo Día del actual período de manifestación. En el ciclo de creaciones humanas, también aparece en segundo lugar.
El Agua es el enemigo natural del Fuego, puesto que tiende a apagarlo. Traducido a términos psicológicos, el Agua es: sentimientos, emociones, deseos, pasiones. Cuando esas cualidades son dominantes en el individuo, la espiritualidad mengua, y el trabajo humano consiste en conciliar el Agua con el Fuego, y cuando se consigue, la vida se vuelve esplendorosa y fecunda, del mismo modo que la tierra necesita de agua y sol para su fertilidad.

El signo de Cáncer es la puerta de entrada del Agua, es decir, de los sentimientos, emociones, y deseos en el hombre. Analógicamente, es el agua de lluvia. El signo da personas soñadoras que viven impulsadas por sus emociones y que aportan a la sociedad las cualidades llamadas de corazón. Son productoras de sentimientos por excelencia, y gracias a ellas el mundo es más humano.
El signo de Escorpio estabiliza el Agua en la naturaleza humana y hace que el encadenamiento a los sentimientos sea muy fuerte. Analógicamente, las aguas de Escorpio son las de los ríos y lagos, y también las de los charcos polucionados. Ello da personas inmersas en sus sentimientos, en sus problemas personales, que contemplan complacientes su pasado y a veces sienten miedo ante las incógnitas que les plantea el porvenir.
El signo de Piscis es el exteriorizador del Agua, o sea, de las emociones, de los sentimientos, de las pasiones que son lanzadas al medio social para encontrar en él quien las encaje.
Analógicamente, las aguas de Piscis están en correspondencia con el mar, y los nacidos en este signo son auténticos depósitos de emociones, lo cual hace que se encuentren permanentemente movilizados en la búsqueda de un amor.

Los signos de Aire

Pertenecen al Elemento Aire los signos de: Libra, Acuario y Géminis.
El Aire es el tercero de los Elementos y apareció en el Tercer Día del actual período de manifestación. También en el ciclo de creaciones humanas, el Aire aparece cuando el Agua ya se ha retirado. Es decir, cuando las emociones desaparecen, empieza a reinar la razón, ya que en términos psicológicos Aire es razón, lógica, pensamiento. El Aire/razón ordena de una manera lógica los impulsos procedentes del Fuego y del Agua.
El signo de Libra es la puerta de entrada del Aire, o sea, de la razón en el hombre. El ideal que persigue Libra es el de integrar, de unir las partes dispersas y complementarias que en la sociedad existan. Por ello es el signo del matrimonio, de las asociaciones, de los pactos y de todo lo que significa organización.
El signo de Acuario estabiliza la razón en el interior del individuo, y este depósito de razón le permite percibir la idea que late en el fondo de las cosas; contempla los mecanismos del universo en lo abstracto y puede, por consiguiente, traducirlos en términos concretos. Por ello los inventores, los descubridores, los innovadores, pertenecen a menudo a este signo o tienen una fuerte concentración planetaria en él.
El signo de Géminis constituye la puerta de salida del Elemento Aire, o sea, a través de él se exterioriza el pensamiento, la idea, la opinión, después de haber sido elaborada en Libra y Acuario. Por ello Géminis es el signo de la difusión, del periodismo, de la literatura y se encuentra frecuentemente a los nacidos bajo ese signo ejerciendo funciones de periodistas y escritores.

Los signos de Tierra

Pertenecen al Elemento Tierra los signos de Capricornio, Tauro y Virgo.
La Tierra es el cuarto de los Elementos y dicen los cabalistas que apareció en este Cuarto Día del actual período de manifestación en el que nos encontramos.
En términos psicológicos, la Tierra se traduce por sentido práctico, capacidad de enraizarse. El hombre, que empieza su cielo experimental en el Fuego, vive intensamente sus emociones en el ciclo de Agua, pasa por experiencias intelectuales, de formación de su pensamiento, en el ciclo de Aire, y termina convirtiendo todas esas experiencias en hechos materiales en el cielo de Tierra.
El signo de Capricornio representa la puerta de entrada del Elemento Tierra en el hombre. Con las fuerzas de este signo el individuo edifica la sociedad, tanto en un sentido material, levantando casas, trazando carreteras, puentes, urbanizando, como en sentido figurado, dictando reglamentos y leyes que permitan vivir civilizadamente. Por ello es el signo de los políticos por excelencia.
El signo de Tauro estabiliza lo material en el individuo, a quien, después de haber sido impulsor de las cosas en el ciclo de fuego, de haber actuado apasionadamente en el ciclo de Agua, de haber edificado con el pensamiento en el ciclo de Aire, y después de haber realizado trabajos prácticos en Capricornio, le llega el momento de cobrar por todos los esfuerzos desplegados. Por ello los Tauro son a menudo personas que viven de sus rentas, sin obligaciones laborales, descansando del largo esfuerzo realizado en anteriores existencias.
El signo de Virgo constituye la puerta de salida del Elemento Tierra, y esto significa que los tesoros materiales acumulados en el período de Tauro, tienen que salir para que el hombre pueda pasar a otro ciclo experimental. Se encuentran pues los Virgo en una triste situación, porque les toca desprenderse de las riquezas, y en la actual sociedad, el hombre que se desprende de sus sentimientos en la etapa de Piscis, se encuentra en un estadio más sereno; el hombre que se desprende de sus pensamientos en el período de Géminis, siente el placer de influir en la sociedad con sus opiniones e ideas. Pero el que tie-ne que desprenderse de sus posesiones materiales lo hace sin placer alguno,, casi siempre forzado por el torrente de los acontecimientos. Pero es ineluctable que todo tenga un final y Virgo es el signo en el que un gran ciclo de experiencias termina.
Un camino de evolución
Los signos del Zodiaco constituyen, pues, un camino que ineludiblemente debemos recorrer una y otra vez, hasta haber vivido todas las experiencias posibles. En este recorrido, el peregrino se atasca a menudo. Cuando el paisaje es inhóspito, se recorre a toda velocidad, pero cuando entramos en un paisaje soleado, cuando la vida nos rodea de ternura y amor, entonces intentamos eternizarnos; pensamos que hemos llegado a la meta, que la vida no es otra cosa que una refrescante catarata de felicidad.
La comprensión de la Astrología nos sugiere que estamos inmersos en un universo en tránsito, hacia una perfección cada día mayor, cuya epopeya no concluirá hasta que dominemos los resortes de la Creación y nos convirtamos en creadores de un nuevo Universo, más perfecto y humano.

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