domingo, 25 de abril de 2010

TAOISMO, FRAGMENTOS DE TCHOANG-TZE


Selección y traducción, V. Cortina
El espíritu que anima «el Tao» es el mismo que alienta en toda verdadera Tradición pues ¿no pretende, en realidad, reencontrar un estado en el hombre que ahora está perdido y que sólo pocos han conseguido encontrar? ¿Y no pretende también, el regreso, la «re-unión» a ese origen y fuente de los que el hombre se encuentra separado?

Es por esto que nos ha parecido apropiado incluir en este número un extracto de «Nan-Hoa-Tchenn-Kina» de Tchoang-tze, uno de los grandes maestros del Taoísmo después de Lao-Tse.

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Capítulo 19-A
Aquel que ha penetrado el sentido de la vida, no se preocupa de lo que no contribuye a la vida. Aquel que ha penetrado la naturaleza del destino, no intenta ya escrutar esta entidad inescrutable. Para cuidar el cuerpo hay que utilizar unos medios convenientes; sin excesos no obstante, porque todo exceso es inútil. Hay que esforzarse además de mantener el espíritu vital, sin el cual el cuerpo está perdido. El ser vivo no se ha podido oponer a su vivificación ( en el momento de su nacimiento); tampoco podrá oponerse a que un día (cuando muera) la vida se retire de él. El vulgo se imagina que, para conservar la vida; es suficiente ocuparse del cuerpo. Se equivoca. Hace falta además, y sobretodo, prevenir el deterioro del espíritu vital, lo que es prácticamente imposible entre las preocupaciones del mundo. Es necesario pues, para conservar y hacer durar la vida, abandonar el mundo y sus problemas. Es en la tranquilidad de una existencia ordenada, en la apacible comunión con la naturaleza, donde se encuentra una recrudescencia de vitalidad, una renovación de la vida. He aquí el fruto de la inteligencia del sentido de la vida. Repitamos: Es el abandono de los problemas y de las ocupaciones (1) lo que conserva la vida; porque este abandono protege el cuerpo de la fatiga y el espíritu vital de desgaste. Aquel cuyo cuerpo y cuyo espíritu vital están intactos y dispuestos, está unido a la naturaleza. Y la naturaleza es padre y madre de todos los seres. Por condensación se forma el ser; por disolución se deshace, para reconvertirse en otro ser. Y si, en el momento de esta disolución, su cuerpo y su espíritu vital están intactos, él es capaz de transmigrar. Quintaesenciado, se vuelve cooperador del cielo.

Capítulo 19-B
Si un hombre está completamente borracho y se cae de un coche, quizás quedará contusionado, pero no morirá ¿Por qué? ¿Sus huesos y articulaciones difieren de las de los otros hombres? No, pero en el momento de la caída, el espíritu vital de este hombre, concentrado por la inconsciencia, estaba absolutamente intacto. En el momento de la caída, debido a su inconsciencia, la idea de vida y muerte, el miedo y la esperanza, no han conmovido el corazón de este hombre. Y no se ha puesto rígido, no ha notado la dureza del suelo, he aquí por qué no se ha roto ningún miembro. Este borracho debe la integridad de su cuerpo a su estado de embriaguez. Así el Sabio perfecto será conservado intacto por su estado de unión con la naturaleza. El Sabio está escondido en la naturaleza; de esto le viene el que nada pueda herirle. –Considerando esto, cuando alguien es herido, no debe culpar a lo que lo ha herido; debe culparse a sí mismo, su vulnerabilidad es prueba de imperfección. Un hombre razonable no culpa el sable que lo hiere, ni la teja que le cae encima. Si todos los hombres buscaran en su imperfección la causa de sus desgracias, tendría la paz perfecta, el fin de las guerras y suplicios. Sería el fin del reino de esta falsa naturaleza humana, que ha llenado el mundo de bandidos; sería el comienzo del reinado de la verdadera naturaleza celeste, fuente de toda buena acción. No ahogar a su naturaleza, no creer en los hombres, he aquí la vía del retorno a la verdad, a la integridad original.

NOTAS:

(1) «Valiente en la búsqueda de Dios. Holgazán en la del mundo». (El Mensaje Reencontrado, XXXVI, 1)

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