jueves, 27 de agosto de 2009

LA ALEGORÍA DE MERLÍN*

Que Contiene por completo el profundísimo Arcano de la Piedra Filosofal.

Cierto rey que quería superar a otros poderosos se preparó para guerrear contra ellos. Cuando se disponía a montar a caballo le pidió a uno de sus soldados que le diera a beber el agua que él amaba tanto. El soldado le dijo: “Señor, ¿qué agua es la que deseáis?” Y el rey le contestó: “El agua que yo busco es la que más deseo, y esta misma agua me desea más que cualquier otra”. El soldado meditando alternativamente marchó enseguida y la trajo al rey. El rey la tomó, la bebió y la volvió a beber hasta que todos sus miembros se saciaron de ella, hasta que se llenaron de ella todas sus venas, y entonces su cuerpo cambió fuertemente de color.
Después de esto, sus soldados le dijeron: “Señor, he aquí un caballo, montad si lo deseáis”. Y el rey contestó: “Ya sabéis que no puedo montar”. Los soldados inquirieron: “¿Por qué no podéis montar?” El rey respondió: “Por que me siento pesado y la cabeza me zumba, me siento como si se me quebrasen todos los miembros, uno tras otro. Os ordeno que me pongáis en una habitación luminosa y situada en un lugar caliente y seco, y que esté a la misma temperatura durante un día y una noche; así sudaré y se secará en mi el agua que he bebido, con lo cual seré liberado”. Los soldados hicieron lo que les había ordenado el rey. Cuando transcurrió un cierto tiempo abrieron la habitación y lo hallaron casi muerto.
Los parientes fueron en seguida a ver a los más afamados médicos egipcios y de Alejandría y, de inmediato, los llevaron junto al rey y les contaron lo sucedido. Los médicos después de haberlo examinado, dijeron que podría ser libertado con toda seguridad.
Los padres preguntaron: “¿Cuál de vosotros será el maestro?” Los Alejandrinos dijeron: “Nosotros, si así lo deseáis”. Los Egipcios contestaron: “Nosotros no lo deseamos, pero queremos ser los maestros. Puesto que aunque parezcamos más jóvenes, somos más viejos que vosotros”. Los Alejandrinos fueron del mismo parecer.
Se dice entonces que los maestros lavaron al rey y lo despedazaron en trozos pequeños, y que lo molieron y mezclaron con gran cantidad de sus remedios húmedos, disponiéndolo así en su habitación, en un lugar cálido y seco como antes, durante un día y una noche. Pasando este tiempo lo retiraron casi medio muerto aunque poseyendo aún un poco de vida.
Cuando lo vieron sus parientes gritaron: “¡Ay!, el rey está muerto”. Los médicos dijeron a sus parientes que no estaba muerto. Y por esta razón lo cogieron y se lo llevaron de nuevo para lavarlo con agua dulce hasta que se desvaneció el olor de los medicamentos.
Entonces sus parientes gritaron más fuerte diciendo: “¡Ay! El rey está muerto”.
Los médicos, al contestarles, les dijeron, para explicar estos hechos: “Lo hemos matado para que en el día del juicio, después de la resurrección, sea mejor y más fuerte de lo que había sido en este mundo”. Mas hasta sus padres creyeron que eran unos charlatanes cuando así les oyeron y les quitaron sus medicinas y les echaron del reino.
Luego hablaron uno y otro considerando qué es lo que se debía hacer con este cuerpo envenenado y mortal. Y se reunieron para enterrarlo, para que no se pudriese y para que su mal olor no dañara.
Cuando se enteraron, los médicos de Alejandría se dirigieron a ellos y les dijeron: “Dadnos la gracia de no enterrarlo porque nosotros lo volveremos más sano y más hermoso y más poderoso que antes”.
Los parientes comenzaron a reír, diciendo: “¿Queréis no engañarnos como los otros? Debéis saber que, a menos que cumpláis vuestra promesa, no podréis escapar de nuestras manos”.
Y, como se comprometieron a ello, los médicos lavaron al rey muerto. Le trituraron como los otros, lo abandonaron y no se ocuparon de él hasta que no quedó nada de las medicinas anteriores. Entonces lo disecaron.
Luego lavaron una parte de sal amoníaco y dos de nitro de Alejandría y las mezclaron con las cenizas del muerto, impregnaron la mezcla con un poco de aceite de lino y la pusieron en una cámara hecha en forma de crisol por debajo de lo que ha sido cavado. Y sin el otro agujero, pusieron el otro vaso hecho como un crisol, y los dejaron allí durante una hora. Luego lo recubrieron con fuego y soplaron hasta que se desagregó completamente cayendo en otro crisol colocado en un agujero más abajo.
Después, volviendo así el rey de la muerte a la vida, gritó con voz fuerte y dijo: “¿Dónde están los enemigos? Que sepan que los mataré a todos si no acuden inmediatamente ante mí para obedecerme”. Mientras escuchaban esto, vinieron junto al rey diciendo: “Señor, aquí estamos dispuestos a todo por vos, habéis ordenado que se os obedezca”. Por esto es por lo que desde ese momento, igual que anteriormente, le honraron y le temieron todos los poderosos de las otras religiones. Y cuando querían verle sorprendido, ponían una onza de extracto de mercurio benéfico en un crisol y arrojaban también encima una medida de uñas o de cabellos, o de su sangre, y la ahumaban con carbón, y la abandonaban con el carbón una vez enfriada, y encontraban la piedra tal como yo sé. Tiraban un poco de esta piedra sobre Saturno purificado y rápidamente su aspecto se transformaba como yo sé. A continuación ponían una parte de esta piedra sobre diez de Venus y era enteramente de un color, y bueno. Lo mismo en el otro caso. Recogían triturada la piedra de la que se ha hablado, la mezclaban con la sal y, como antes, la fundían al sol, y arrojaban sales de las llamadas disueltas sobre un suero de roble, que se volvía mejor para todo. Este padre era llevado a un guardián y era todo preservado porque la charlatanería es mejor entre los tontos que entre los sabios. Efectivamente, es el camino de los reyes de tres días que desean obtener mucho provecho sin soportar muchos esfuerzos.
Pongamos nuestra confianza en las loanzas del Creador que inspiró e insinuó a sus fieles un gran sentido de la gratuidad; los actos se alejan transformados en sustancias, en tanto que en la potencia se ocultan las cosas; el hombre muy sabio es fuerte para que se le llame a actuar.
__________ *. MERLÍN, Allegoría, profondissimum Philosophici Lapidis Arcanum perfecte continens.
In Johann Jacobi MANGET Biblioteca Chemica curiosa, seu rerum ad Alchimian pertinentium Thesaurus instructissimus; in-folio.
Colonia 1702, 2 volúmenes.
(2º Volumen - sectio prima- X. pág. 191.)

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