domingo, 24 de enero de 2010

Sobre los Nombres de Dios YHWH y ELOHIM. Peradejordi




Tienes todos los Nombres, ¿cómo podría

Denominarte, a Ti, el único que puede

Poner nombre?

Gregorio Nazianzeno

(Carmina Liber I, 29)



En la Torah y en los escritos de los cabalistas, la divinidad recibe diversas denominaciones, los Nombres de Dios lo cual ha creado una cierta confusión entre aquellos que no han tenido la oportunidad de profundizar en el sentido de éstos y en los comentarios de los rabinos.

Efectivamente, en la Torah se nos habla de Elohim, de El Shaddai, etc... Ciertos comentaristas malintencionados han querido ver una suerte de politeísmo más o menos encubierto o disimulado, mientras que algunos críticos modernos nos remiten, por ejemplo, a dos fuentes distintas en la composición de la Escritura: Una «yahvista» y otra «elohista». Ambas fuentes habrían sido intercaladas un tanto caprichosamente por el redactor de la Torah a quien, en algunos pasajes, se le habrían cruzado los cables: son aquellos que nuestros ilustres biblistas no han tenido más remedio que bautizar como «Yahvista-elohistas». Parece como si la tendencia de la exégesis moderna consistiera más en colocar inteligentes etiquetas a las palabras de la Escritura que en comprenderlas realmente.

Según esta teoría tan ajena a la hermenéutica tradicional, un pasaje claramente «elohista» sería:

«Elohim creó al Adán a su imagen...» (Génesis I, 27)

Y uno «yahvista»:

«Porque YHWH, tu Dios, es un Dios de misericordia» (Deuteronomio IV, 31), o también:

«Bueno es YHWH hacia todos...» (Salmos CXLV, 9).

Un pasaje de los llamados «Yahvista-elohistas» sería el siguiente:

«Estas son las generaciones (toldot) de los Cielos y la Tierra cuando fueron creados en el día en que YHWH-Elohim hizo los Cielos y la Tierra» (Génesis II, 4).

Como veremos a continuación, estos dos nombres de Dios no designan a dos dioses distintos, sino a dos aspectos de la divinidad, dos maneras distintas de manifestarse ésta al hombre. Sin embargo, se trata siempre de un único y mismo Dios, como podemos deducir de otro pasaje de la Escritura, algo incómodo para los defensores de la teoría "Yahvista-elohista":

«Y habló Elohim a Moisés y le dijo: Yo soy YHWH» (Éxodo VI,2).

* * *

«Y habló Elohim a Moisés...»

Veamos cómo interpreta este versículo un comentario tradicional del Midrash: (1)

«Rabí Abba ben Mamel dijo: El Santo, bendito sea, dijo a Moisés: ¿Quieres conocer mi Nombre? Me llamo según mis actos. A veces me llamo El Shaddai, Tsebaot, Elohim, YHWH.

Cuando juzgo a las criaturas, me llamo Elohim.

Cuando combato a los malvados, me llamo Tsebaot.

Cuando retengo las faltas del los hombres me llamo El Shaddai.

Y cuando soy misericordioso para con los mundos, me llamo YHWH. Este nombre es el atributo (midá) de la misericordia, según se ha dicho:

YHWH, YHWH, Dios (El: ‘fuerza’), misericordioso y piadoso (Éxodo XXXIV, 6)».

* * *

«Elohim creó al Adán...»

Ante tal profusión de nombres y de atributos divinos, numerosos comentaristas se han preguntado por qué el Adán, el hombre, fue creado «a imagen de Elohim» y no de cualquier otro nombre de Dios. Para contestar a este pregunta de poco nos van a servir las teorías "Yahvista-elohistas". Hemos de referirnos forzosamente a los maestros cabalistas.

Elohim, según Rabí Hayyim de Volozhyn (2) designa al «Dueño del conjunto de las fuerzas» (no olvidemos que El, ‘fuerza’, es otro de los nombres de Dios).

Si el texto sagrado emplea en esta ocasión este nombre de Dios en concreto, es para señalar al lector que la actividad divina es distinta de la humana. Para hacernos entender esta diferencia, este autor utiliza la siguiente comparación, que resumimos:

«Cuando un hombre construye una casa, utiliza madera que ya existe; no la crea él. Cuando deja de actuar con su fuerza sobre esta madera, ésta no deja por ello de existir. Con Elohim ocurre lo contrario: crea ex-nihilo (de la nada), cada día, en todos los instantes. Si se retirara y dejara de actuar aunque sólo fuera por un instante, los mundos volverían a la nada y al caos.»

* * *

«YHWH está cerca de todos los que Le invocan, de todos los que Le invocan en verdad... (Salmos CXLV, 18) Esto evoca la parábola de un Rey ante el cual se presentó un hombre implorándole. El Rey escuchó todas sus palabras, pero no le contestó.

El hombre imploró de nuevo, pero como el Rey le escuchaba sin decir nada, se fue. Los servidores del Rey exclamaron: "Señor, por qué no le has contestado a este desgraciado?" Y el Rey contestó: "He atendido a sus palabras y le he escuchado, pero este hombre es culpable ante mí y no merece que sea satisfecho su deseo. Muy a menudo ha sido recomendado en mi nombre a este hombre y a sus amigos que no fueran malvados y que volvieran a mí. Hasta la fecha he tenido paciencia para con ellos. Pero ya que no tuvieron ningún respeto hacia mí, yo no lo tendré hacia ellos."

Lo mismo ocurre con el Santo, bendito sea: YHWH está cerca de todos los que Le invocan, de todos los que Le invocan en verdad (Salmos CXLV, 18).» (3)

Ya vimos que YHWH era el atributo de misericordia, pero de este magnífico pasaje del Zohar podemos deducir que para que YHWH sea misericordioso con el hombre, éste debe serlo respecto a El.

* * *

El nombre YHWH-Elohim aparece por primera vez en la Torah en Génesis II, 4, justo después de haber sido creado el mundo. El texto sagrado dice así:

«Estas son las generaciones (toldot) de los Cielos y la Tierra cuando fueron creados, en el día en que YHWH-Elohim hizo los Cielos y la Tierra».

Según el Midrash Rabbá,(4) cuando YHWH-Elohim hizo los Cielos y la Tierra, no había ningún brote sobre ésta y no había germinado ninguna planta, «pues YHWH-Elohim aún no había hecho llover sobre la tierra y no había hombre para trabajar el suelo».

Acto seguido, tuvo lugar la creación del hombre: «Y formó YHWH-Elohim al hombre del polvo de la tierra» (Génesis II, 7).

Según este Midrash, adam (‘hombre’), matar (‘lluvia’) y eretz (‘tierra’) son todos ellos nombres de tres letras para indicar que: «No hay lluvia sin tierra; no hay tierra sin lluvia y sin ellas dos no hay hombre».

En un sentido literal, esta enigmática aseveración no presenta mayores dificultades: el hombre, formado (vaitser) de barro (agua de lluvia y tierra) depende tanto del agua del cielo como de los frutos de la tierra para su cotidiana subsistencia. Pero este pasaje se refiere sin duda a un misterio mucho más sublime, según declara en este mismo Midrash, Rabí Haiá bar Abba: «La lluvia vale tanto como la resurrección de los muertos"».

Leyendo entre líneas, podemos extraer las siguientes conclusiones:

Hasta que es creado el hombre, no hay lluvia: se trata pues de dos acontecimientos simultáneos, lo cual centra todo el problema del hombre. (5)

Sin tierra y sin lluvia, no hay hombre, lo cual parece referirse a dos partes de una misma cosa que han de unirse para que tenga lugar el acontecimiento de la creación. (6)

Sin hombre, finalmente, no hay quien estudie la Torah y, por lo tanto, no hay resurrección: «Felices los Hijos de Israel que se consagran al estudio de la Torah y que conocen sus caminos, pues gracias a ella conocerán el Mundo por venir». (7)

Esta unión a la que tan sutilmente se alude y que parece tener lugar en el hombre, puede verse reflejada en el hecho de que el autor bíblico ya no nos habla de YHWH o de Elohim, sino de YHWH-Elohim.

Ya Filón de Alejandría (8) distinguía en la divinidad dos potencias: una creadora que la Escritura denomina Dios (Theos) y otra real (en el sentido de regia) llamada Señor (Kurios). Para este autor corresponden exactamente Theos a Elohim y Kurios a YHWH.

En el judaísmo palestino ocurre lo mismo: «Allí donde Dios es llamado YHWH, actúa con misericordia; cuando es llamado Elohim, actúa con estricta justicia» (9).

Refiriéndose a estos dos aspectos de Dios, En el Talmud está dicho: «Hay un asiento para la Justicia divina y otro para su Misericordia» (10)

Según la Cábala, Dios tiene dos aspectos o medidas (midot), una terrible y destructora, llamada la medida del rigor: Elohim. Otra misericordiosa, graciosa, clemente, llamada medida de la Misericordia: YHWH. (8)

Comentando otro versículo de Génesis en el que aparece el nombre YHWH-Elohim, (9) Schneur Zalman escribía:

"El término YHWH designa el flujo divino por el cual es llevado a la existencia el mundo y por el cual es mantenido; (10) la palabra Elohim designa la dominación divina sobre este flujo, sin la cual la abundancia absorbería al mundo. Es gracias a la asociación del amor divino y de la dominación divina (YHWH-Elohim dijo...) que el mundo puede subsistir". (11)

* * *

"E hizo Elohim dos grandes luminarias..."

Comentando este versículo de Génesis I, 16, el Zohar (12) nos explica:

«Originariamente estaban ligadas no formando más que una. Era el secreto del Nombre completo unificado: YHWH-Elohim (...) Pero la luna no estaba tranquila ante el sol y tenía vergüenza ante él (...) La gran luminaria, es YHWH y la pequeña luminaria es Elohim.»

Esta diferenciación entre YHWH y Elohim concuerda asombrosamente con otro gran tema cabalístico: la escisión provocada por la Caída, simbolizada también por el hecho que Eva diera de comer a Adán del fruto prohibido y ambos "sintieran vergüenza".

* * *

Podemos reencontrar el tema de la escisión entre THWH y Elohim en la Cábala de Safed, cuando se alude a la división en dos del Nombre de Dios YHWH. A raíz de la Caída, habría quedado dividido en dos partes: YH arriba y WH abajo.

En la reunión de estas dos partes parece constituir uno de los secretos de la Cábala, el Tikún.

Es el sentido del Sacrificio (de Sacer facio, hago sagrado), en hebreo Korban, "el que acerca, el que religa", palabra relacionada con Kereb, "corazón, entrañas, interior". (13)

Numerosos cabalistas hablan en sus escritos de esta reunión. Algunos la representan por la letra alef, la primera del alfabeto por lo que simboliza a la Unidad. Si el Nombre de Dios YHWH vale 26 (Y = 10, H = 5, W = 6, H =5), la letra Alef estaría formada por una Vav (=6) y dos Iod (10 por 2 = 20).

Otros ven esta reunión en un versículo del Deuteronomio (IV, 39) que dice:

"Y sabe hoy y recuerda en tu corazón que YHWH es Elohim..."

Comentándolo, el Zohar sugiere:

«Integra el nombre Elohim en el nombre YHWH para comprender que es uno e indivisible (...) Cuando el hombre ha comprendido que todo es uno y no inserta ya ninguna fragmentación, el ‘otro lado’ (14) se retira del mundo y no lo influencia más.»

Este parece ser también el sentido del versículo de Génesis I,15:

"Y hayan luminarias en el firmamento..."

En la palabra luminarias (Meorot), las letras Mem, Tav están unidas por la palabra Or, luz. (15)

Sin embargo, en la palabra Met, muerte, sólo lo están por la letra Vav.

Pero no nos dejemos engañar por las apariencias, ya que: "La muerte es una luz velada de terror". (16)

¡Ojalá sepamos transmutar con Su ayuda este terror en amor y misericordia!





NOTAS:

(1): Éxodo Rabbá, cap. III

(2): Ver L’Ame de la Vie, Ed. Verdier, Lagrasse, 1986. Esta idea aparecía ya en el Comentario a la Torah de Najmánides.

(3): Comentario que hemos aligerado un poco del Midrash ha Neelam (24c). ¿No se trata de una alusión al estado en que se halla el hombre caído?

(4): Bereshit Rabbá, XIII, 3.

(5): Según Rabí Ochaya, "el poder de la lluvia es terrible y corresponde a toda la obra del Bereshit" (Bereshit Rabbá XIII, 4)

(6): Todo ello equivale simbólicamente a la unión del Cielo y de la Tierra. Ver a este respecto LA PUERTA, Simbolismo, pág. 31 a 31 y 59 a 61.

(7): Zohar, Noah 59b. Ver a este respecto el artículo de R. Arola y Ll. Vert sobre la Torah. El estudio de la Torah por parte del hombre parece ser el sentido de la creación. Ocuparse de la Torah, nos enseña el Zohar (II, 129a) es como ocuparse del Santo Nombre (YHWH) que corresponde a la medida de la Misericordia. Dicho de otro modo, estudiar la Torah es atraerse la Misericordia divina, la única manera de compensar el Rigor.

(8) De Sacrificat, 307

(9) Sifrei, 71a; Pesiqta, 149a y 164a; Bereshit Rabbá, 12 y 15; Targum Salm. LVI, 11.

(10) Sanedrín, 38b.

(8): Ver a este respecto el Libro de Briere – Narbonne, Exegèse Zoharique des Prophéties Messianiques, París, y también el comentario de Blaise de Vigenère que aparece en el artículo de C- del Tilo que marca la diferencia entre Elohenu (nuestro Elohim) y Adonenu (nuestro YHWH).

(9): Concretamente Génesis II, 18, ver Lettre aux Hassidim sur l’extase de Dow Baer de Loubavitch, Fayard, París, 1975, pág. 38.

(10) Ver El Mensaje Reencontrado, L. Cattiaux, Ed. Sirio, Málaga, 1987, pág. 9:"Él: El fuego que suscita los Universos, que los mantiene y que los consume". Y también, pág. 299: "Ciertos Nombres de Dios matan y algunos otros dan la vida, ciertos Nombres de Dios consumen y otros riegan; ciertos Nombres de Dios matan y algunos otros dan la vida, ciertos Nombres de Dios suben y algunos otros descienden".

(11): Ver a este respecto el artículo de S. Rubí que aparece en este mismo fascículo.

(12): Zohar, I, 20a.

(13): Ver El Mensaje Reencontrado, Op. cit. , libro XIX, 47’, pág. 196: "El Templo del Señor es su gracia dentro de nuestro corazón y el sacrificio es su amor por nosotros y es nuestro amor por él".

(14): "El otro lado", según el Zohar, es la muerte.

(15): Señalemos que el valor numérico de Or, luz, es 207, el mismo que Raz, secreto.

(16): El Mensaje Reencontrado, Op. cit. Pág. 25.

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