jueves, 22 de abril de 2010

El Sentido del Tiempo


El tiempo es un tema muy difícil. Comencemos por la experiencia ordinaria. El tiempo tiene dos aspectos. Desde siempre el hombre ha sido sensible al tiempo en cuanto recurrencia, retorno cíclico: el regreso de las estaciones, la sucesión de los días, la repetición de los latidos del corazón, y todos los procesos que se repiten regularmente y que permiten medir el tiempo. Pero también hay hechos que no son recurrentes; el crecimiento y la declinación, por ejemplo. Se podría decir que hay cosas que crecen y que declinan durante o después de un cierto número de ciclos recurrentes de días y de noches, o de estaciones del año. Significa que nuestro concepto del tiempo implica una mezcla íntima de lo que es recurrente y de lo que no lo es.

Pero se podría plantear la hipótesis de que el tiempo es una manera abstracta de pensar que no es todo el fenómeno, sino el orden del proceso. Este orden temporal presenta una cierta irreversibilidad en el sentido de que no puede retornar a lo que ya ha pasado, él no retrocede. Existe el lado recurrente de las cosas que se repiten, pero existe también lo que no regresa, y nada se reproduce exactamente de la misma manera; aunque a veces pudiera parecerlo, como por ejemplo las vibraciones atómicas. Pero aún ahí, el estado del universo ha cambiado en el intertanto, de modo que estas cosas también han cambiado.

Ahora, la interrogante que se plantea es la de nuestra experiencia del tiempo. Por un lado, lo experimentamos en tanto que sincronismo con este proceso que sucede en la naturaleza y en todo nuestro alrededor. Y aprendemos a pensar en términos de períodos de tiempo, que podemos aislar, dividir, etc. Además, el tiempo contiene la duración -es decir, justamente, estos períodos- durante los cuales ciertas cosas duran y otras se transforman. Y lo que dura muy largo tiempo sugiere, finalmente, la idea de algo que sería eterno, o sea más allá del tiempo, en el sentido que esa cosa duraría toda la duración del tiempo. La mayor parte de las religiones han expresado la idea de que hay algo más allá del tiempo. Traspasado a la física, esto sugiere la posibilidad de un rayo luminoso. De una cierta manera, es una estructura que no tiene nada que ver con el tiempo propiamente hablando, sino que el tiempo surge en relación con estas estructuras.

embargo, nuestra experiencia ordinaria se hace en el tiempo, desde luego con muchas paradojas, porque pensamos en el pasado, en el presente y en el futuro. El pasado ya dejó de ser, el futuro aún no llega, y el presente, si se le considera como el punto de intersección entre el pasado y el futuro, separa lo que ya no existe de lo que aún no existe. Se podría entonces concluir en que el presente no existe. Otra manera de verlo sería decir que el momento de existencia presente -este presente- está, en cierto sentido, más allá del tiempo. Es decir que todo lo que vemos, todo lo que somos capaces de reconocer depende del pensamiento, del pasado, del conocimiento. Todo eso entra en nuestra percepción. Vemos las formas, los contornos, etc. Sin el pensamiento seríamos incapaces de decir lo que vemos, ni aún de ver lo que sea en forma definida.

Se necesita tiempo para pensar, la acción de pensar, por rápida que parezca, ocupa tiempo. Veamos una silla, por ejemplo, diríamos normalmente que podemos pensar en la silla diciendo que sabemos lo que es, pero no conocemos su pasado. En general, no sería distinto de su presente, así que, para los aspectos prácticos, podemos decir que lo conocemos. La mayor parte de la ciencia y de la tecnología está basada en este género de conocimiento; pero, cuando se trata de procesos extremadamente rápidos y sutiles, este tipo de conocimiento no es apropiado. Así, si ensayamos mirar dentro de nuestra propia consciencia para ver como somos, lo que veremos de hecho es lo que hemos sido. Lo que nos presenta el pensamiento, el contenido de nuestra consciencia, está siempre un poco en retardo con el verdadero presente. En relación a la silla, esto no es importante; pero la consciencia puede alcanzar muy rápidamente profundidades muy sutiles. Se puede pasar entonces al costado de lo esencial.

Es un hecho que numerosas religiones han planteado el tema de lo intemporal -que hay algo más allá del tiempo- un poco como ese rayo de luz que sería la base de experiencia o percepción más elemental. Pero el tiempo podría estar contenido, implícito, en ese estado intemporal. Se vé, por ejemplo, que la memoria de hoy contiene, implica, el pasado que la memoria de ayer almacenó; la que contiene, implica, la memoria de anteayer, y así sucesivamente. Hay una especie de orden, como en una serie de muñecas rusas, unas contenidas dentro de otras. 0 sea que, en todo momento, hay una clase de memoria que da la significación del tiempo, aunque no sea perfectamente exacta. Y, además, hay una suerte de proyección hacia el futuro que es todavía menos precisa. Los instantes se suceden y cada uno transporta, implica, la memoria del instante precedente.

Esto nos lleva a la necesidad de habitar el momento presente, cuando hablamos de lo que es intemporal, o que está fuera de la dimension temporal. Habitar, vivir, el momento presente, significa no vivir en el pensamiento, porque él implica la duración y es un proceso lento. Se comienza a experimentar la necesidad, no de rehusar el pensamiento, sino de encontrar este momento de nuestra experiencia que está antes que él. Y después, que el pensamiento se ponga en marcha.

En la medida que se está afectado por el pensamiento, no se puede decir que se está percibiendo lo inmediato. Hay, desde luego una especie de percepción inmediata, pero desde el instante que se la puede distinguir de una manera u otra -y esto lo hace el pensamiento- ya está un poco retrasada.

Se podría concluir en que el estado de transcendencia podría ser algo que está aquí, ahora, en el instante presente. Y este ahora es también eterno en el sentido que cada momento, cada ahora es siempre ahora. Si se borraran todos los detalles, no habría diferencia fundamental entre todos estos "ahora". Pero, por otro lado, estos detalles podrían tener una enorme importancia por otras razones.


David Bohm

Extractado por Farid Azael de
David Bohm.- La Totalidad y el Orden Implicado
Kairós

Más Información:
Stephen W. Hawkings.- Historia del Tiempo
Grijalbo

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