lunes, 29 de marzo de 2010
Las conclusiones mágicas de Pico de la Mirandola
Pico de la Mirandola
Autor:Raimon Arola
Fuente: La puerta
Imágen: Google imagenes
Introducción
En la historia de los pueblos, aparecen personajes preclaros gracias a los cuales la tradición se renueva periódicamente. Cuando la rutina de las formas domina en una sociedad y los misterios se olvidan bajo las imágenes y los símbolos, aparece uno de estos personajes para enderezar el sentido primero de la tradición, la ciencia o el arte. Súbitamente, sin ninguna lógica aparente, una musa inspira a un individuo para que éste establezca una relación, un descubrimiento, a partir del cual se pueda renovar la tradición. Una vez establecida la nueva y necesaria relación, la musa, feliz de haber cumplido con su trabajo, retorna junto a sus bellas compañeras para dedicarse a sus juegos inocentes y alegres; la chispa que ha encendido sobre la tierra irá prendiendo en la mente de los hombres. Este fue el caso de Giovanni Pico de la Mirándola, conde de la Concordia (1) quien, contando apenas veinte años, recopiló en novecientas conclusiones o sentencias toda la sabiduría universal, con la intención de que se reunieran en Roma los más grandes sabios de la época y discutieran las bases de todo el saber.
En estas célebres Conclusiones (2) de la Mirándola estudió los filósofos árabes, los clásicos y los medievales, se apasionó por los textos de Hermes Trismegisto, los Himnos Órficos, la sabiduría de los caldeos, etc. Pero las que mantuvieron vivo el sentido general y que tuvieron una influencia decisiva en la historia del espíritu occidental fueron dos series de Conclusiones, en las que habla de las verdades cristianas, bajo la óptica y el lenguaje de la Cábala hebrea. Esta nueva relación fue llamada Cábala cristiana. El erudito historiador F. Secret termina su estudio sobre el papel de Pico de la Mirándola en el origen de la Cábala cristiana con estas palabras:
«En conclusión, si bien Pico de la Mirándola no fue más que un eslabón en el desarrollo de la Cábala cristiana del Renacimiento, la leyenda, que a menudo tiene razón frente a la historia, le ha hecho justamente padre de la Cábala cristiana. Abrió en el mundo de los humanistas el camino de tesoros fabulosos, que trataron de reencontrar los más grandes de sus seguidores.» (3)
Este joven arrogante, al introducir la sabiduría cabalística en la filosofía neoplatónica y pitagórica dominante en la época sentó las bases de lo que sería el hermetismo occidental. Incluso hoy en día la tradición se mantiene viva utilizando esta síntesis. Un ejemplo muy interesante de la profunda renovación que generó la Cábala cristiana de Pico de la Mirándola lo encontramos en sus veintiséis «Conclusiones mágicas según propia opinión»; en ellas el conde de la Concordia replantea el tema de la magia tal y como se entendía en la época, y, gracias a la sabiduría hebrea, le da una nueva dimensión, volviendo a encontrar su origen divino. Esto es lo que intentaremos estudiar en este artículo.
Las dos clases de magia (Conclusiones 1 y 2)
En las dos primeras Conclusiones Pico de la Mirándola establece las bases de su reflexión distinguiendo tajantemente entre la magia falsa y la verdadera. Dicen así:
«Toda la magia que se usa entre los modernos y que con razón persigue la Iglesia, no tiene base alguna, ningún fundamento, ninguna verdad, porque está en manos de enemigos de la primera verdad, de las potestades de estas tinieblas, que infunden las tinieblas de la falsedad a los intelectos mal dispuestos.»
«La magia natural es lícita y no está prohibida y de está ciencia que tiene fundamentos teóricos universales, pongo aquí las conclusiones infrascritas según mi propia opinión.» (4)
Esta categórica división entre la magia que Pico de la Mirándola propone y la «que se usa entre los modernos», nos deja entrever la preocupación básica del autor, que planteamos de la siguiente manera: la magia, como toda realidad sagrada, tiene un anverso y un reverso, un lado pertenece a la sabiduría divina, mientras que el otro está poseído por sus enemigos. En el transcurso del tiempo, los pueblos olvidan y borran de su memoria el sentido primero y divino, entonces, atrapados en el revés, sólo se conocen y se practican supersticiones. Pico de la Mirándola no cambia de disciplina, ni pretende borrar la magia de sus contemporáneos, sino que intentó verla desde el otro lado, procurando volver a la perfecta y suprema sabiduría; en la Oración sobre la dignidad del hombre abunda sobre la diferencia, diciendo:
«Aclaramos que hay dos clases de magia; una consiste toda ella en obra y poder de los demonios, cosa, por Júpiter, execrada y horrenda; otra que, si bien se examina, no es sino consumada filosofía natural. De una y de otra haciendo mención los griegos, nunca otorgan el nombre de magia a aquella primera, a la que llaman mageian, hechicería, a la segunda llaman con propia apelación goeteian, como perfecta y suprema sabiduría».(5)
Todos los cabalistas cristianos que siguieron la estela de Pico de la Mirándola reafirman esta categórica división. En su Cábala Química, F. Kieser considera la magia diabólica totalmente condenable, mientras que la «otra» magia:
«es aprobada y aceptada por los sabios e inteligentes, de cualquier nación y de cualquier pueblo, que se deleitan con los misterios divinos y celestes de toda naturaleza y gozan examinándolos. Ella es la filosofía suprema y muy santa de la cual brotaron desde la más antigua experiencia, la gloria, el honor y la magnificencia de todas las artes elevadas; su búsqueda incitó a Pitágoras, Demócrito, Platón y a muchos otros más a realizar largos viajes por tierra y por mar. A su regreso, propagaron esta sabiduría, y de ella sacaron sus arcanos y tuvieron razón de mantenerla en el más alto secreto».(6)
Los sabios han mantenido siempre en secreto la primera operación de la realización de la Obra filosófica; es decir la iniciación, por medio de la cual el hombre recibe el don divino, a partir del que brotan, como dice F. Kieser: «la gloria, el honor y la magnificencia de todas las artes elevadas». Si el principio permanece escondido en el silencio santo, ningún profano puede acceder a los misterios, por mucho que se expliquen y demuestren las posteriores operaciones. Creemos que es por esta razón por la que la magia natural está indisolublemente unida a la Cábala, es decir a la recepción del don, tal y como nos lo propone Pico de la Mirándola en la Conclusión 15, donde dice: «No puede haber ninguna operación mágica de alguna eficacia si no lleva aneja la obra de la Cábala de modo explícito o implícito.»
La naturaleza (Conclusión 3)
En la tercera Conclusión, Pico de la Mirándola afirma el fundamento de su magia. Dice así: «La magia es la parte práctica de la ciencia natural.»
Llegados a este punto no podemos obviar la pregunta ¿a qué naturaleza se refiere?, y ¿cómo llegar hasta ella? Para contestar esta pregunta creemos oportuno hacer nuestras unas palabras del famoso filósofo hermético H. Khunrath, en las que cita a Pico de la Mirándola, al comentar el versículo bíblico: «Enviala (a la Sabiduría) de los Cielos sagrados, y envíala del trono de tu gloria, a fin de que ahora trabaje conmigo» (Sab. IX, 10), de la manera siguiente:
«Hermes y los otros sabios han obtenido el secreto del don de Dios, por inspiración Divina [...] Las Ciencias y las Artes excelentes son a veces llamadas inciertas, no por que lo sean por y en sí mismas o porque algunas veces los que pretenden hablar de ellas por sí mismos las conozcan mal, sino porque los artesanos operadores carecen de la voluntad de dios. Todas las bendiciones residen en Dios. El hombre debe obtener la felicidad de DIOS ... Así pues, hay que obtener de dios que quiera por nosotros. Es lo que quiere decir este gran conde Pico de la Mirándola (aunque a causa de esta palabra haya sido atormentado por cierto hombre muy poderoso) cuando exclama: «En vano busca la Naturaleza aquel que a pan (o sea, el Dios de toda la Naturaleza) no haya atraído».(7) Lo cual puede hacerse, Teosóficamente en el Oratorio, con la ayuda de Dios».(8)
Sin la iniciación de pan no podemos actuar en la magia natural propuesta por el Conde de la Concordia; en la Conclusión 6 lo explica diciendo que cualquier obra mágica:
«hay que referirla principalmente a Dios glorioso y bendito, por cuya gracia llueven sobre los hombres contemplativos de buena voluntad las aguas de las maravillosas virtudes supracelestes.»
Los milagros de Cristo (Conclusiones 8 y 9)
Con las dos conclusiones siguientes Pico de la Mirándola nos introduce en las cuestiones propiamente cabalísticas, al plantear la fuente del poder del Mesías. Dicen así:
«Los milagros de Cristo son un argumento ciertísimo de su divinidad no por razón de la cosa hecha sino por razón del modo de hacerla.
No hay ninguna ciencia que tanto nos certifique la divinidad de Cristo como la magia y la Cábala.»
J. Gaffarel fue uno de los sabios cabalistas cristianos del siglo XVII que más hondamente se sintió atraído e influenciado por Pico de la Mirándola; viajó a Italia buscando su biblioteca. En su obra Profundos misterios de la Cábala Divina comentó muchas de la Conclusiones del Conde, y para argumentar la importancia de la Cábala, citó la última de las dos Conclusiones que ahora nos ocupan, a lo que replicaron sus adversarios: «¡Pero, la Cábala utiliza pentáculos!», y J.Gaffarel contestó:
«y bien, ¿qué conclusión sacáis de ello? ¿Pueden condenarse signos que son la representación de las cosas divinas? ¿No ha enseñado Cristo que todo debía hacerse en su nombre? Pues este nombre, según el mismo Arcángelo de Burgonovo, no puede ser expresado más que por medio de letras escritas. Estas últimas son, precisamente, los signos a los que nos referíamos. Del mismo modo, en cuyo pecho vibraba la palabra de Cristo: "Cualquier cosa que hagáis, sea en palabra, sea en acto, hacedla en nombre de Jesús" (Col. III, 7)». (9)
El Nombre de Cristo es, según la tradición de los cabalistas cristianos iniciada en Pico de la Mirándola, el Tetragrama hebreo con la incorporación de la Shin que une las dos partes separadas, lo que permite pronunciarlo; entonces adquiere todo el poder. Debemos recordar aquí las Conclusiones 14 y 15 de la segunda serie de conclusiones cabalísticas, que dicen:
«Por la letra shin que está en medio del nombre de Jesús, se nos significa cabalísticamente que entonces reposó tan perfectamente como el mundo en su perfección, cuando la iod se unió a la vav, lo que se hizo en Cristo, que fue verdadero hijo de Dios y verdadero hombre.
»Por el nombre inefable de ihvh, que forma el nombre inefable de los cabalistas, se sabe cuál iba a ser el nombre del Mesías, y que iba a ser evidentemente hijo de Dios hecho hombre por el Espíritu Santo, después de él descendería como Paráclito sobre los hombres para perfección del genero humano».(10)
M. Ficino, el traductor de Hermes Trismegisto, al conocer a Pico de la Mirándola, se interesó por la literatura hebrea. Escribió a propósito del poder del Nombre inefable:
«Los hebreos explican que mediante este Nombre se pueden hacer todos los milagros si se pronuncia bien; lo cual es muy difícil. Pienso que Dios así lo ha querido a fin de que nadie pueda obrar milagros, a no ser el propio Dios. Lo cual prueba que Jesús fue el hijo de Dios, ya que declaran que mediante este Nombre hizo todos sus milagros».(11)
El cabalista español F. Luis de Carvajal dice abiertamente: «Cristo se sirvió del Tetragrama para hacer milagros».(12) Los cabalistas cristianos que siguen la tradición hebrea, reencuentran el humus del que nació el cristianismo y que, durante algunos siglos, la Iglesia había intentado olvidar. Cuando afirman que Cristo utiliza el Nombre para hacer milagros, dan a Cristo el poder que los judíos daban a Moisés. Moisés hacía milagros con el Nombre inefable.(13)
Cuando Pico de la Mirándola afirma que los milagros de Cristo argumentan su divinidad «por razón del modo de hacerlos», se refiere a que su magia procedía del conocimiento del Nombre de Dios y de su aplicación. El Nombre de Dios puede provocar efectos mágicos según la manera como se pronuncie. Este Nombre es el poder creador que Adán poseía antes de la caída, en el jardín de Edén, es a Palabra Perdida que buscan los maestros de la Masonería. Quien conoce el Nombre, conoce la materia viva de los alquimistas que tiene el poder de producir toda clase de efectos diferentes según la manera como se manipula.(14)
Orígenes, al principio del cristianismo, explica el «modo de hacer» Cristo los milagros, al afirmar: «Aun cuando pareciera imposible demostrar cómo hizo Jesús sus milagros, lo evidente es que los cristianos no se valen de fórmulas mágicas de ninguna especie, sino del Nombre de Jesús».(15)
La unión del cielo y la tierra (Conclusión 13)
«Hacer magia no es otra cosa que casar los mundos.»
Esta importante Conclusión parece aludir a la frase del principio de la Tabla de Esmeralda, atribuida a Hermes Trismegisto, cuando dice: «Lo que es superior es como lo que es inferior para hacer el milagro de una sola cosa». Todo está en este misterio de la unión de los contrarios.
La obra de la Cábala sería la recepción del Espíritu Santo, como hizo la Virgen María. En las pinturas de la época —recordemos que estamos en pleno auge del Renacimiento— se representa a la Virgen con un manto azul sobre un vestido rojo. En la unión del azul (el cielo) y el rojo (el sentido terrestre) se encuentra el misterio del matrimonio del que habla Pico de la Mirándola. (16)
En la Oración sobre la dignidad del Hombre, Pico de la Mirándola desarrolla esta Conclusión de la manera siguiente:
«Ésta (la magia natural), buceando a través de la fuerzas esparcidas por don gratuito de Dios, las inserta a modo de semillas en el mundo, como sacándolas de los escondrijos a la luz, más que realizar milagros sirve diligentemente a la naturaleza que los hace [...] saca afuera los milagros escondidos en los escondrijos del mundo, en el seno de la naturaleza, en las despensas y arcanos de Dios, como si ella fuera el Artífice; y es a manera como el labrador junta los olmos con las vides, así el mago casa el Cielo con la Tierra, es decir, lo inferior con las dotes y virtudes de lo superior». (17)
Pico de la Mirándola demuestra en esta reflexión su profundo conocimiento de los misterios antiguos. Cuando dice que la magia «saca afuera los milagros escondidos en el mundo» resume el principio de la recepción de la bendición del cielo sobre la tierra, es decir de la Cábala. Pues según el Sefer ha-Zohar, es:
«Mediante el despertar de lo de abajo, se produce el despertar de lo de arriba. Ya que nada se despierta desde arriba si antes no está excitado desde abajo. Y las bendiciones de arriba no se encuentran sino allí donde hay algo (substancia), y no en lugares vacíos donde no hay nada».(18)
En la Conclusión número 12, Pico de la Mirándola dice: «La forma de toda virtud mágica viene del alma del hombre aún no caído.» Ahora podemos comprender mejor su sentido profundo, ya que es gracias a la parte divina enterrada en el hombre que podemos llamar y atraer la gracia del cielo, siguiendo la formula del Sefer ha-Zohar. Esta «alma del hombre aún no caído» manifestada es la luz extraída del caos. E. C. Agrippa, en un capítulo de su Filosofía Oculta dedicado a «Las virtudes naturales que se hallan en toda la substancia de un individuo, y en alguna parte o miembro», habla de las virtudes de la rémora, la celidonia, el basilisco, el perro, la comadreja, etc. y después dice:
«En el cuerpo humano hay un hueso muy pequeño, que los hebreos denominan Lutz, de tamaño de un guisante, que no puede romperse ni lo consume el fuego; y que si se conserva todo entero, como se dice, de él renacerá nuestro cuerpo animal en la resurrección de los muertos, como una planta de una semilla. Y estas virtudes no se conocen sino a través de la experiencia».(19)
En la Conclusión 10, Pico de la Mirándola escribe: «Las maravillas del arte mágico no existen sino por unión y actuación de aquellas cosas que seminalmente y separadamente existen en la naturaleza.» J. Dee, el matemático y cabalista más importante de la época isabelina, explica la siguiente parábola sobre la magia que, a nuestro entender, define el sentido de la Conclusión de Pico de la Mirándola; dice así:
«(Os propongo) esta parábola magica: Nuestra Mónada jeroglífica posee, oculto en el centro del centro, cierto cuerpo terrestre. Por sí misma enseña, sin palabras, a través de qué divino poder deberá ser activado, y que, una vez activado, quedará unido (por un matrimonio perpetuo) a la generatriz influencia lunar y solar, aunque previamente, tanto en el cielo como en cualquier otra parte, hayan estado completamente separadas de ese cuerpo. Cuando esta Gamaaea,(20) (por voluntad de Dios) ha sido consumada (lo cual he interpretado a los parisinos como tes games aian, es decir, ‘la tierra del matrimonio’ o el signo terrestre de la unión influencial) no puede ser nutrida o regada sobre su tierra nativa hasta completar la cuarta, grande y verdadera revolución. Concluida esta progresión, aquel que la sustenta se transformará primero a través de la metamorfosis, y después sólo rarísimamente se manifestará ante los ojos de los mortales. Ésta, ¡oh excelentísimo Rey!, es la verdadera y tantas veces alabada (y sin maldad) invisibilidad de los magos».(21)
El tema del matrimonio entre el cielo y la tierra es también el motivo básico de las Conclusiones 16, 17 y 18, pues en las tres se refiere a: a aquella naturaleza que es el horizonte del tiempo y de la eternidad, y que es propia al mago. Estos dos horizontes o límites encuadran la Pirámide sagrada, tal como explica E. Filaleteo:
«El misterio del denario de los magos, su muy secreta y milagrosa Pirámide de la cual la primera unidad o cono está siempre en el horizonte de la eternidad, pero la base del cual o cuadrilátero se encuentra aquí abajo en el horizonte del tiempo».(22)
La Voz de Dios (Conclusión 20)
«Toda voz tiene virtudes en la magia, porque se forma de la voz de Dios.»
E. C. Agrippa, en la siguiente cita, nos da la dimensión real de esta propuesta de Pico de la Mirándola. Dice:
«Todos nuestros discursos, todas nuestras palabras, todos los hálitos de nuestra boca y todos nuestras voces carecen de virtud en Magia si no están formados por la voz divina... Así, mediante nuestras palabras podemos producir muchos milagros, si están formadas por el verbo de Dios, y por ellas nuestra generación unívoca también se cumple, como dice Isaías: "Señor, hemos concebido ante tu faz, igual que las mujeres conciben ante la faz de sus maridos, y hemos dado a luz al espíritu" [...] Según una tradición pasada de mano en mano, Buda produjo una hija de su costado; y los mahometanos creen firmemente que la mayoría de aquellos a quienes llaman en su idioma Nefesogles nacen sin cópula carnal mediante determinada manera secreta de dispensación divina, su vida, en consecuencia, será admirable, impasible, como angélica, y totalmente sobrenatural. Pero dejemos todas estas ingenuidades y digamos que el único rey Mesías, Verbo del Padre, hecho carne, Jesucristo, reveló este secreto y lo manifestará más ampliamente dentro de un lapso de tiempo [...] los que no nacieron de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, ni de la voluntad de la mujer, sino que tienen a Dios por Padre. En cuanto a la generación unívoca, es aquella en la que el hijo es semejante al Padre de todas maneras y donde el engendrado según la especie es igual al generador, y esa generación es el poder del verbo formado por el pensamiento, verbo bien recibido en un sujeto dispuesto, como semen en una matriz, para la generación y el alumbramiento; digo dispuesto y bien recibido, porque todas las cosas no participan del verbo de la misma manera. Y éstos son secretos muy ocultos de la naturaleza, que no deben ser revelados en público».(23)
En la magia propuesta por Pico de la Mirándola y los cabalistas cristianos se encuentra finalmente la generación mesiánica. Por esto podemos entender las reservas del conde de la Concordia con relación a la magia «que se usa entre los modernos». Toda esta sabiduría los cabalistas cristianos la heredan directamente de los hebreos. Veamos un ejemplo de cómo los rabinos comentan su Torah y comprobaremos la proximidad de las dos filosofías. En el Deuteronomio (XVIII, 10 a 15) leemos:
«No encuentres entre ti quien hiciera pasar a su hijo o a su hija por el fuego, hechicero que hace hechizos, mago, sortilegio ni brujo; ni quien practique encantamientos, consulte a espíritus u oráculos, o interrogue a los muertos. Pues abominación del Señor es quien hace esto; y por causa de estas abominaciones, el Señor, tu Dios, expulsa a ellos delante de ti. Íntegro serás con el Señor, tu Dios. Pues estos pueblos a quienes tú heredas, escuchan a magos y a hechiceros; pero a ti el Señor, tu Dios, no te permitió tal cosa. El Señor, tu Dios, hará surgir para ti un profeta de entre ti, de tus hermanos, como yo; a él escucharéis.»
Los comentadores explican:
«No debes practicar ninguna forma de magia. Es necesario ponerte totalmente en manos del Santo bendito sea, que es el único que puede venir a ayudarte. Que tus palabras y tu corazón estén al unísono. No digas palabras bienintencionadas con la boca que no vengan de tu corazón. Esto es lo que significa: «Integro serás...»; es decir: tu no debes tener sino una sola palabra. No practiques nunca la magia; los profetas vendrán y te revelarán la verdad. La mayor parte del tiempo los magos y los hechiceros mienten. Así se comprende mejor porque la Torah habla de hechicerías y de magia no lejos de los versículos consagrados a las leyes de los profetas».(24)
Los Nombres propios (Conclusiones 21 y 22)
«Las voces no significativas pueden más en magia que las significativas, y se puede entender fácilmente la razón de esta conclusión que es lo más profundo de la conclusión precedente.
Ningún nombre puede tener virtud en la obra mágica, en cuanto significativa y en cuanto sea nombre singular tomado en sí mismo, sino es hebraico o tomado directamente del hebreo.»
Los sabios de todas la naciones han enseñado que los textos inspirados son intraducibles, pues las palabras que el profeta usa tienen valor no sólo en cuanto a su significado concreto y convencional, sino también en ellas mismas. Este valor desaparece en la traducción, pues proveniente del cielo los hombres no lo pueden cambiar según su pequeña inteligencia; así lo explica J. Reuchlin:
«Para sernos útiles los ángeles clementes han encontrado a menudo figuras, caracteres, formas y palabras. Nos han propuesto a nosotros mortales, estas palabras desconocidas, sorprendentes, que nada significan según el uso ordinario de la lengua, pero que nos inducen, provocando la sorpresa de nuestra razón, a buscar asiduamente los ininteligibles, después a venerarlos y amarlos. Tienen un sentido en efecto, no según el beneplácito y la intuición de los hombres,(25) sino según el beneplácito de Dios. Ésta es la doctrina que vuestro contemporáneo y perteneciente a vuestra religión (el cristianismo), el muy sabio conde de la Mirándola os ha transmitido (a los cristianos) a partir de lo que nosotros (los judíos) le habíamos prestado. Ha escrito en sus 900 Conclusiones: Las voces no significativas pueden más en magia que las significativas».(26)
Esta afirmación conduce a J. Reuchlin a presentar y desarrollar el misterio de los setenta y dos nombres que forman el Shem ha-Meforash, el Nombre inefable. Cuando se inscribe el Tetragrama en la Tetractys, la suma de las letras vale entonces 72, y 72 es el número de la multiplicación perfecta. Según la Cábala existen 72 nombres de Dios, por los cuales todo es creado y realizado, que equivalen a los 72 ángeles que suben y bajan por la escalera de Jacob. Agrippa(27) explica cómo se pueden conocer estos nombres leyendo de cierta manera tres versículos de Éxodo formados por 72 letras. Es el Nombre de Dios que el hombre perdió en la caída, pero que Adán poseía en el jardín de Edén. Este Nombre está dado a algunas personas particularmente queridas por Dios que les devuelve esta potencia. En Génesis II, 19 se explica que Adán daba nombre a los seres vivientes, y, nombrándolos los hacia salir del caos, les daba existencia, los creaba por el conocimiento del Nombre inefable. Explica E. C. Agrippa:
«Los Nombres propios son muy necesarios en las operaciones de la Magia, como aseguran casi todos los magos, porque la fuerza o virtud natural de las cosas llega al punto de los objetos de los sentidos, pasa enseguida de ellos a la imaginación, de ésta al pensamiento que la contiene en primer lugar, y la expresa después por la voz y las palabras. Por ello los platónicos dicen que la fuerza de una cosa está oculta en la voz o en la misma palabra [...] Como está escrito en el Génesis: Hizo aparecer todas las cosas ante Adán, para que les diera nombre; y como llamó a cada cosa, le fue impuesto el nombre y estos nombres contienen en sí las fuerzas maravillosas de las cosas.»
Releamos el pasaje bíblico de Génesis II, 18 a 23, que acaba de citar el mago de Nettesheim:
«Y dijo el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda para él". Y el Señor Dios creó de la tierra a toda bestia del campo y a toda ave del cielo, y los trajo al hombre, para ver cómo los llamaría; tal como el hombre llamara a cada ser viviente, ése sería su nombre. Dio el hombre, nombre a todo animal, a toda ave de los cielos y a toda bestia del campo. Y para el hombre no halló una ayuda adecuada. Hizo caer el Señor Dios un profundo sopor sobre el hombre, y éste durmiose; tomó una de sus costillas, y cerró con carne su lugar. El Señor Dios hizo de la costilla que tomó del hombre, una mujer, y la trajo al hombre. Dijo el hombre: "Esta vez, ésta es hueso de mis huesos, y carne de mi carne; a ésta llamará mujer (isha), porque de varón (ish) ella fue tomada".»
Junto a la creación de los animales dándoles Adán el nombre se encuentra, en el Génesis, la creación de Eva. Adán probó de hacerse una esposa entre los seres vivientes que había evocado, pero no encontró ninguna que le conviniera. Entonces Dios hizo caer sobre él un éxtasis, que se debería entender que le mandó la bendición, y, después, sacó a Eva de su costado. Los seres vivientes a los que Adán da nombre son los habitantes del astral, pero Adán busca una «ayuda conforme a él», ésta no se encuentra en el astral sino en el cielo divino, desde allí se la manda Dios por medio del sueño. Aquí se explica la diferencia entre la magia vulgar y la magia divina que Pico de la Mirándola tanto se empeñó en separar. El discípulo de Paracelso, G. Dorn, comenta a propósito de ello:
«Adán lleva oculta en su cuerpo a su Eva invisible, desde el momento en que ambos se encontraban unidos por la energía del Dios supremo [...] Justo es decir, pues, que el mercurio filosófico no es sino el cuerpo más secreto y más oculto de los dos cuerpos estimulados, y no por el mercurio ordinario. Los sabios han acertado al pretender que el mercurio contenía todo lo que buscaban».(29)
El mercurio vulgar se transforma en mercurio filosófico, y en él está todo el poder del mago. El mago, gracias a su poder de evocación tiene la sustancia de los cielos en su mano, como Moisés con su vara, por medio de la cual opera todos los milagros.
El sentido mágico de la «Primavera» de Botticelli
(Conclusiones Órficas)
Pico de la Mirándola escribió, siguiendo las que hemos visto, una serie de 31 Conclusiones sobre los Himnos Órficos a las que llamó: Conclusiones según propia opinión sobre el modo de entender los himnos de Orfeo según la magia, esto es, la sabiduría secreta de las cosas divinas y naturales encontradas primeramente por mí en ellos.(30)
Ninguna de las fábulas de la antigüedad atrajo tanto a los espíritus de los humanistas, seguidores del platonismo, como la de Orfeo, Ficino y Pico se la apropian; contiene todas las dimensiones de su sueño hermético. Orfeo es el primer poeta: sus himnos oscuros celebran los principios del mundo y todas las fuerzas que lo componen. Los milagros operados por su voz, que movía las piedras y calmaba a las fieras, revela el poder total de la palabra sobre el universo creado, es decir la magia. Además, Orfeo es el sucesor de Hermes Trismegisto, el segundo de la cadena de los prisci theologi,(31) que llevó los misterios egipcios a Grecia, y fue el padre, o transmisor, de Baco. Las conclusiones que extrae Pico de la Mirándola de la lectura de los Himnos Órficos empiezan de esta manera:
«Así como la magia secreta fue encontrada por mí por primera vez en los himnos de Orfeo, así no es lícito explicar públicamente lo que encontré. Y así en las conclusiones que siguen me referiré a ellos por medio de aforismos que serán útiles para mostrar estos contenidos sin decirlos y excitar así las mentes de las personas contemplativas.
No hay nada más eficiente que los himnos de Orfeo en la magia natural, si se acompañan de la música debida, de la intención del espíritu y de las demás circunstancias que conocen los sabios.
Los nombres de los dioses que canta Orfeo, si no los pervierten los demonios de los que procede el mal y no el bien, son nombres de las virtudes naturales y divinas y por obra de Dios son de la mayor utilidad para el hombre.
Como los himnos de David sirven maravillosamente para la obra de la Cábala, así los himnos de Orfeo son verdaderamente útiles para la magia lícita y natural».(32)
Pensamos que la aparición de los temas mitológicos en las obras de arte tal y como ocurrió en este momento álgido del Renacimiento se debe a que los artistas concebían sus obras con un fundamento mágico.(33) Nos centraremos para desarrollar esta hipótesis en la más famosa obra de S. Botticelli, la «Primavera», pues es de las primeras en que los temas mitológicos hacen su aparición y porque se desarrolla plenamente en el ambiente florentino en el que se movía nuestro Pico de la Mirándola.
El gran historiador del arte E. Gombrich en un artículo memorable,(34) planteó la muy oportuna hipótesis de que la mujer que preside la «Primavera» de Botticelli no es otra que Isis, según la famosa descripción que de ella hizo Apuleyo en El Asno de oro, cuando a Lucio, el protagonista, le es devuelta la forma humana y se inicia en los misterios de la diosa egipcia. En el fragmento siguiente, citado por E. Gombrich, la diosa explica quién es con las siguientes palabras:
«Héme aquí do vengo conmovida por tus ruegos, ¡oh Lucio!; sepas que soy madre y natura de todas las cosas, señora de todos los elementos, principio y generación de los siglos, la mayor de las diosas y reina de todos los difuntos, primera y única sola de todos los dioses y diosas del cielo que dispenso con mi poder y mando las alturas resplandecientes del cielo, y las aguas saludable de la mar, y los secretos lloros del infierno. A mí sola y una diosa honra y sacrifica todo el mundo, en muchas maneras de nombres. De aquí, los troyanos, que fueron los primeros que nacieron en el mundo, me llamaron Pesinuntica, madre de los dioses. De aquí asimismo los atenienses, naturales y allí nacidos, me llaman Minerva cecrópea, y también los de Chipre. que moran cerca del mar, me nombran Venus Pafia. Los arqueros y sagitarios de Creta, Diana. Los sicilianos de tres lenguas me llaman Proserpina. Los eleusinos, la diosa Ceres antigua. Otros me llaman Juno, otros Bellona, otros Hécates, otros Ranusia. Los etíopes ilustrados de los hirvientes rayos del Sol, cuando nace, y los arrios y egipcios, poderosos y sabios, donde nació toda la doctrina, cuando me honran y sacrifican con mis propios ritos y ceremonias, me llaman mi verdadero nombre, que es la reina Isis.»
Insistimos, pues el profesor del Warburg Institute parece olvidarlo, en que esta escena ocurre durante la iniciacion (35) de Lucio en los augustos misterios de Isis y Osiris; no puede ser de otra manera, pues el velo de esta diosa sólo es levantado para aquel que muere al mundo profano y renace en el secreto y santo templo de la diosa. Botticelli levanta el velo que cubre a Isis (Venus como la llaman los chipriotas y los latinos) y nos enseña la «Primavera».
¿Que es la «Primavera»?
Los alquimistas han hablado mucho de ella, pues según ellos es el momento más apropiado para recoger la materia que desciende del cielo.36 Es en Primavera cuando Gabriel visita a la Virgen María. En fin, no es necesario entrar en disquisiciones eruditas para saber qué es la Primavera, basta observar cómo en este momento del año la vida se renueva sobre la tierra, y cómo el espíritu fecundante del cielo hace crecer todas las semillas de la tierra. En la parte derecha de la imagen de Botticelli se personifica al viento primaveral, el Céfiro, que, como comenta E.H., en los textos tradicionales, «está descrito como el viento iniciático por excelencia, expresa el principio de toda vegetación, es el soplo del alma del mundo».37
En Primavera se manifiesta la Primera Materia, el Principio de la Obra alquímica. Esto es lo que vio Lucio y que nosotros podemos contemplar sentados en la Sala Botticelli de la Galería de los Oficios en Florencia. Esta materia ha sido llamada Venus, pues es la madre de todas las cosas. Escribe E. Filaleteo:
«Esta primera materia es ella misma un mundo sin forma, no es un poder ni una pujanza absoluta, ni un aire perfecto, sino solamente una sola substancia virgen siendo dulce como Venus la madre de los Amores, una simiente universal, la mezcla y la unión del cielo y la tierra, de cuya unión procede esta substancia húmeda y espermática, que es la madre de todas las cosas que hay en el mundo, el fuego masculino sulfuroso de la tierra es su padre».(38)
Venus es la diosa del Amor, reina del Deseo. Si la conocemos podremos actuar mágicamente sobre ella y producir todos los efectos deseados, sino todas las operaciones son inútiles.
L. Cattiaux en un versículo de El Mensaje Reencontrado que resume el proceso mágico cuando escribe: «El deseo da la substancia... ». Al contemplar las imágenes de Botticelli, con el espíritu aturdido por su fina y franca belleza, ¿no sabemos reconocer a aquella que es de nuestra propia naturaleza?
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1. Nació el 24 de febrero de 1463, cerca de Módena (Italia), en el seno de una familia principesca; dedicó su corta vida al estudio. Cursó Derecho Canónico en Bolonia, Filosofía y Literatura en Ferrara, Padua y París.
2. El título original es Conclusiones sive Theses DCCCC; existe una edición bilingüe latino-castellana de las conclusiones más importantes: Conclusiones Mágicas y Cabalísticas -1486, ed. Obelisco, Barcelona, 1982. En todas las citas nos remitiremos a esta traducción.
3. La Kabbala Cristiana del Renacimiento, ed. Taurus. Madrid, 1979; p . 62. F. Secret explica cómo Pico se introdujo en el estudio de la Cábala hebrea; de entre los judíos que le enseñaron destaca Elías del Mendigo, a quien conoció hacia 1480; este erudito le hizo conocer las obras más importantes de la Cábala, por ejemplo el Sefer ha-Zohar o el Shaare Orah.
4. Las «Conclusiones mágicas según propia opinión» se encuentran en la edición citada, pp. 71 a 75.
5. Se ha publicado en castellano con el título De la Dignidad del Hombre, ed. Nacional, Madrid, 1984; p. 131. Este texto pretendía ser el discurso inaugural para la discusión de las Conclusiones.
6. Este tratado se ha publicado en la obra de B. Gorceix Alchimie, Traités allemands du XVI siécle, ed. Fayard, París, 1980, p. 188.
7. Esta Conclusión forma parte de la serie Conclusiones según propia opinión sobre le modo de entender los himnos de Orfeo según la magia..., n0 28, Op. cit., pp. 7-81. Ver el apartado octavo y último de este artículo que trata sobre esta serie.
8. Amphithéatre de l’Eternelle Sapience, ed. Arché, Milán, 1975, p. 106. Sobre el «Oratorio», ver el grabado de Kunrath que ilustra este artículo.
9. Ed. Siete y Medio, Barcelona, 1981; p. 72. Reeditado por ed. Sirio, Málaga. Arcángelo de Borgonovo fue un franciscano célebre por comentar las Conclusiones de Pico.
10. Op. cit., p. 87.
11. F. Secret, op. cit., pp. 97-98.
12. F. Secret, op. cit., p. 244.
13. Cfr. Rashi: Comentario sobre Éxodo 2, 4. Éxodo Rabba, 1, 30. Pirqué de R. Eliezer, IV, 2. En el apartado "Los nombres propios" de este artículo, insistiremos sobre este Nombre.
14. Leemos en El Mensaje Reencontrado de L. Cattiaux: «Según suba o descienda, el nombre de Dios es una bendición o una maldición, pues tiene un anverso y posee un reverso. Así, el mismo nombre puede producir la vida o hacer aparecer la muerte, según la manera en que se presente a nosotros y también según la manera en que nos presentemos a él» (XXVII, 46), y «Ciertos Nombres de Dios consumen y otros riegan; ciertos Nombres matan y algunos otros dan la vida; ciertos Nombres de Dios suben y otros descienden». «Estos Nombres divinos se escriben, se deletrean, se nombran y se cantan para dar las formas y para deshacerlas; es un secreto que Dios sólo confía a los renunciados que prefieren morir antes que matar» (XXIX, 41 y 4l’)
15. Contra Celso, ed. b.a.c., Madrid, 1967; p. 44. En la p. 370 Orígenes habla del poder de los nombres en su lengua original que se pierde con las traducciones. Este pasaje es importante porque lo citan todos los cabalistas cristianos.
16. Ver los estudios de E. H. sobre «Los Tarots», en esta misma Puerta.
17. Op. cit. p. 133. F. Keiser, en la obra citada anteriormente, escribe: «La verdadera magia es el fundamento más noble de la Cábala, y está hasta tal punto llena de los misterios supremos más inefables que su meditación revela y desvela tanto el conocimiento del creador Dios en persona como el de la naturaleza entera. Con la ayuda y la asistencia de Dios, saca a la luz todas las energías ocultas a través del mundo entero. Así como el viñador injerta una cepa en un olmo o en un emparrado, el mago sabe unir, y por así decirlo, sabe casar la tierra con el cielo, las energías inferiores con las superiores».
18. Comentario de Gén. XV, 1. Fol 1, 88a. En el comentario de Éx. X-7, leemos: «No pronunciarás el Nombre de Dios en vano». Abrió R. Simeón (...) «Es un pecado mencionar el nombre de Santo en vano, en vacuidad (sin un soporte)».
19. Ed. Kier, Buenos Aires, 1982; p. 37. Es típico de este maestro del Renacimiento mezclar las fórmulas mágicas operativas más variopintas con sentencias de auténtico conocedor que revelan profundos misterios. Las fórmulas sólo sirven para despistar a los que quieren despistar.
20. Del griego gamos que significa ‘unión, matrimonio, boda’. G. Dorn escribe sobre este matrimonio: «La unión, el influjo de las energías celestes en los cuerpos terrestres inferiores y elementarios, ha recibido de los magos y los sabios el nombre de Gamaaea, que designa el noviazgo y la boda de las energías y las propiedades celestes y los cuerpos terrestres inferiores, como si se tratara de un hombre y una mujer». Op. cit., p. 96.
21. La Mónada jeroglíflca, ed. Obelisco, Barcelona, 1992; p. 78.
22. «L’Ame magique cachée», en Le Fil d’Ariane, nº 22; p. 56.
23. Op. cit., p. 341. E. Filaleteo dice al respecto: «Ninguna palabra es eficaz en magia, a menos que sea primero vivificada por la Palabra de Dios. Esto está indicado por se demuestra por el Shem Hameforash de los hebreos, ya que no creen que los nombres de los ángeles sean eficaces a menos que algún nombre de Dios como yah o el se haya unido a ellos. Entonces es por el poder y la virtud de estos nombres que ellos pueden operar» (Magia Adámica, aparecido en este ejemplar de La Puerta, p. 31).
24. Le commentaire sur la Torah, ed. Verdier, Lagrasse, 1987; p. 865. Las «leyes de los profetas» se refiere a la generación mesiánica.
25. Jámblico, a quien Pico de la Mirándola había leído y había reflexionado sobre su obra en una serie de sus Conclusiones, dice al respecto: «No es nuestro pensamiento el que opera estos actos (teúrgicos); su eficacia sería entonces intelectual y dependería de nosotros, y ni una cosa ni otra son verdaderas, sin que nos demos cuenta de ellos, son, en efecto, los signos mismos, por sí mismos, quienes operan Su propia obra, y el inefable poder de los dioses a quienes conciernen estos signos, reconoce sus propias copias sin necesidad de ser despertados por nuestro pensamiento [...] lo que despierta propiamente al poder divino son los mismos signos». Les Mystéres d’Egypte, ed. Les Belles Lettres, París; pp. 62 y 96.
26. De Arte Cabalista, ed. Aubier-Montaigne, París, 1987, p. 234.
27. Op. cit., pp. 305 y ss.
28. Op. cit., pp. 111-112. Escribe al respecto H. Khunrath, op. cit.; p. 120: «La doctrina de las signaturas de las cosas naturales (que es el Arte Hermético) [...] pues por los signos indicativos divinamente impresos y fijados en las cosas naturales, ellos hablan al hombre, les declaran las facultades y las fuerzas y se exponen a ellos como son. Es por esta ciencia que fue conducido Adán, el primer padre de todos nosotros, y él impuso a todos los seres animados de la Tierra y a todos los volátiles del cielo, su nombre esencial y propio. (Gén. 11. 19)».
29. L’Aurore des philosophes, publicado con la obra de B. Gorceix, cit., p. 96. Escribe el autor de la Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética, (ed. Obelisco, Barcelona, 1985) lo siguiente: «El mercurio universal es el padre de todas las producciones naturales y está aquí porque el mercurio de los filósofos, que es su compendio, está aquí; y su fuerza y su poder serán completos si el artista consigue fijar este mercurio y reducirlo a naturaleza de la tierra, es decir a piedra, que es la piedra de los Filósofos cuya fuerza y poder son, en efecto, incomprensibles».
30. Op. cit., pp. 77-81.
31. Es decir «la teología antigua», dibuja la cadena de filiación hermética que desde Hermes Trismegisto se transmite hasta la época renacentista. Cfr. F. Yates, Giordano Bruno y la Tradición Hermética, ed. Ariel, Barcelona, 1983, pp. 17-155.
32. p. 77. Las relaciones entre la Cábala y el orfismo son realmente importantes en la obra de Pico, algunas de sus conclusiones más importantes se basan en ella, por ejemplo: «Lo mismo es Tifón en Orfeo que Samael en la Cábala. Lo mismo es la Noche en Orfeo que Ein sof en la Cábala. Lo que los cabalistas llaman Hokma, es lo que Orfeo llama Palas».
33. F. Yates estudió especialmente este tema y llegó a conclusiones como la siguiente: «Los magos reales del Renacimiento fueron los artistas. Un Donatello o un Miguel Ángel que supieron infundir, gracias a su excelso arte, la vida divina en sus estatuas», op. cit., p. 127.
34. «Las mitologías de Botticelli: estudio sobre el simbolismo neoplatónico», publicado en Imágenes simbólicas, Alianza ed., Madrid, 1972.
35. Los Himnos Órficos son invocaciones iniciáticas. Por ejemplo en algunos Himnos dedicados a personajes que están en la pintura de Botticelli, leemos (A las Horas): «Venid, por favor, dispensadoras de dichas, siempre propicias a vuestros iniciados». (A Eros): «con pensamientos puros acude a tus iniciados y desvía de ellos los impulsos perniciosos y extraños». (A Hermes): «Bienaventurado, envía, pues, te lo ruego, a tus iniciados un fausto final a sus labores». (A Adonis, relacionado con Afrodita): «Ven, pues, bienaventurado, aportando los frutos de la tierra a tus iniciados». Himnos Órficos, ed. Gredos, Madrid, 1987; pp. 214-218.
36. Textos como el siguiente de Gobineau de Montluisant los encontramos en la mayoría de autores; dice así. «En esta época (marzo, abril y mayo) es cuando el sabio alquimista debe ir al encuentro de la materia y cogerla en el instante que desciende del cielo». Cuatro Tratados de Alquimia, ed. Visión Libros, Barcelona, 1979; p. 144.
37. «El Hilo de Penélope», en La Puerta «La tradición Griega», p. 43. Para la historia de Céfiro, Cloris y Flora, los personajes que se contemplan en la escena de la derecha, cfr. Las Metamorfosis de Ovidio, cap. V.
38. L’Art Hermétique a découvert, ed. Bailly, París, 1989, p. 50.
39. El versículo completo es: «El deseo .da la substancia. La imaginación da la forma. El verbo da el peso. La fe da la vida, pero la pureza del corazón es lo único que permite la unión con Dios creador y renovador de todas las cosas». Y en la columna de la izquierda: «Manifestemos lo de dentro afuera como lo ha hecho nuestro bello Señor descendiendo del cielo. Bendición y maldición proceden de la visión interior del espíritu y de la fe en acción por el verbo», XX, 45’.
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3 comentarios:
Que bueno esto que compartes!!
Justamente tengo el libro de Conclusiones Magicas y Cabalisticas de Pico della MIrandola.
Que importante comprender estos puntos sobre la magia.
Sin conocerse a uno mismo, sin conocer las leyes del universo, de la naturaleza, ¿que podemos pretender? solo el ego pretende hacer magia, se necesita un gran trabajo interior, una verdadera purificacion, una gran humildad para reconocer que somos canales y que si no estamos conectados a ese canal no se establece la relacion entre lo que uno tiene que hacer en su camino personal y lo que tiene que realizar esta persona en la tierra como parte de este gran universo.
En fin, muchas cosas podriamos entresacar y de las que hablar.
Un saludo
Hola Ana, gracias por tu comentario, siempre es bienvenido. Estoy de acuerdo contigo; la Magia es trabajo, es esfuerzo, es atención, es autoconocimiento, es también conocimiento; es leer, es escuchar, es pensar, es sentir, es querer...esta es la verdadera magia.
Disculpas, hoy me siento un poco poeta..
Levi
Luis,
Nada que disculpar.
La poesia es inspiración.
:) Ana
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