martes, 10 de noviembre de 2009

Ojos de carne y ojos de fuego La ciencia y la gnosis

Henri Corbin, 1978

(traducción de Enrique Eskenazi)

El tema que nos proponemos en estas jornadas de estudios se conecta estrechamente con nuestro tema de la amada última. Tomando las palabras "Oriente" y "Occidente" no en su sentido geográfico o étnico, sino en el sentido espiritual y metafísico que les otorga la tradición, hemos notado el contraste entre "los peregrinos de Oriente" y "los vagabundos de Occidente". Se trata ahora de saber cómo intentar el peregrinaje hacia el Oriente y desprendernos del vagabundeo. Ante todo es necesario descubrir el camino. ¿Con qué ojos hay que mirar para descubrir este camino y emprenderlo?

Comencemos por recordar que en las visiones bíblicas los Angeles se distinguen por sus ojos de fuego (ver Daniel 10/6, Apoc. 19/12, etc.). Cuando se oponen los ojos del alma a los ojos de la carne, se trata justamente de estos ojos de fuego. La particularidad de nuestro tema de este año es advertir, mediante el contraste entre la mirada de los ojos de carne y la mirada de los ojos de fuego, el contraste entre la mirada que la "ciencia" de nuestros días sobre los seres y las cosas, y la mirada sobre ellos de aquello que tradicionalmente ha sido designado como "gnosis"

Para justificar la extensión que damos al concepto de "gnosis", quisiera recordar que después del Congreso de Messina (abril 1966) los investigadores se han puesto de acuerdo para diferenciar el uso de la palabra "gnosticismo" y de la palabra "gnosis". Se entiende que el gnosticismo de los primeros siglos de nuestra era no constituye sino un capítulo dentro del conjunto de la gnosis (hay una gnosis judía, una gnosis cristiana, una gnosis islámica, una gnosis budista, etc.) Nuestro tema no se propone tomar posición respecto a los problemas planteados alrededor del gnosticismo por los historiadores de las religiones y los historiadores de los dogmas. Y menos aún retomar sus discusiones.

Una cosa es proponer, en tanto que historiador, hipótesis sobre los orígenes de la gnosis, otra cosa es preguntar qué significa para nosotros hoy, teórica y prácticamente, el concepto de gnosis, porque la gnosis no es un fenómeno ligado a las condiciones históricas del siglo II, sino un fenómeno religioso que se perpetúa de siglo en siglo.

Esencialmente se trata de recoger el sentido de la palabra gnosis, sobre la cual hay acuerdo general, como designando un cierto tipo o modo de conocimiento, correlativo al fenómeno del mundo al cual corresponde este tipo de conocimiento, y de disponer de un criterio para hacer un juicio sobre el concepto de "ciencia" tal como domina nuestra época. Dicho de otro modo, se trata esencialmente de especificar con qué ojos mira el mundo esta "ciencia" (en todos sus dominios), y con qué ojos lo contempla la gnosis. Puesto que, en efecto, el fenómeno del mundo, o mejor aún: el fenómeno de los mundos, varía de manera decisiva en función de esa mirada. El fenómeno del mundo no puede constituirse idénticamente para la mirada de los ojos de carne que para la mirada de los ojos de fuego.

Debe entenderse que la gnosis se caracteriza como el conocimiento de salvación, redentor, soteriológico, porque tiene la virtud de operar la metamorfosis, la mutación interior del hombre. El mundo que es objeto de este conocimiento incorpora en su propio esquema el rol y la función de este mismo conocimiento. El aspecto dramático de la cosmogonía en la cual es protagonista el alma humana, es en efecto el drama mismo de la gnosis: la caída fuera del mundo de la Luz, el exilio y el combate en el mundo de la ceguera y la ignorancia, la triunfal redención final.

Es por esto que uno se queda helado de estupor cuando en nuestros días los historiadores y los filósofos considerados serios, se hacen una idea de la gnosis que acaso es de segunda o de tercera mano, pero que es justamente todo lo contrario de la gnosis. Hemos oído emitir la opinión que afirma que la ideología es en relación a la ciencia moderna lo que la gnosis es en relación a la fe religiosa. Esta analogía es completamente falsa, por la razón primordial de que la laicización de la fe religiosa no es la ciencia moderna, sino precisamente la ideología. La gnosis no tiene nada que ver con ello; precisamente ella hubiera evitado esta laicización. No es una dogmática, sino una simbólica. Se ha llegado incluso a hacer de un ideólogo y un dirigente político hoy desaparecido, algo afín a un gnóstico, bajo el pretexto de que si el creyente sabe que cree, el ideólogo cree que sabe. Un sofisma más, puesto que la palabra "creer" no se usa en el mismo sentido en cada caso y, tranquilicémonos, el ideólogo no cree saber, sabe que sabe.

Son estas confusiones catastróficas las que conducen a decir, por ejemplo, que la gnosis pretende dar un "conocimiento positivo" de los misterios, y que este conocimiento estaría en contradicción con la fe. Lejos de ello! La gnosis y su teosofía no tienen nada en común con lo que en nuestros días se entiende por "conocimiento positivo". Un síntoma irritante de esas confusiones impertinentes es el uso que se hace, equivocada y extendidamente, de la palabra "maniqueísmo", cuando se trata simplemente de dualidad y de dualismo, como si todo dualismo fuerauna laicización del maniqueísmo, mientras que ni la religión ni la gnosis maniquea tienen nada que ver con ello. Todo ocurre como si la ignorancia y un resentimiento anti-gnóstico, tácito e inexplicado, se dedicaran a atravesar los límites del absurdo.

Puesto que a lo largo de estas jornadas de estudio hablaremos de gnosis, se imponen estas advertencias. Me parece que todas estas pseudo críticas se basan , simple y absolutamente, en una mala interpretación de la palabra "gnosis". La identifican con el puro y simple saber, y la oponen a creer. Pero precisamente acabamos de recordar que, a diferencia de todo otro saber o conocimiento, la gnosis es un conocimiento de salvación. Hablar de la gnosis como de un saber teórico es una contradicción en los términos. Es necesario entonces admitir que a diferencia de todo otro saber o conocimiento teórico, la gnosis es un conocimiento que cambia y que transforma al sujeto conocedor. Es ésto, bien lo sé, lo que no puede admitir una ciencia agnóstica, o una filosofía o una teología que no pueden de ningún modo hablar de la gnosis sino en tercera persona. Pero cuando se habla así, ya no es de la gnosis de lo que se habla, y todas las críticas caen de lado.

Es por tanto necesario denunciar de antemano estas confusiones y sus fuentes.

Una primera fuente de confusión viene del hecho de que los críticos de la gnosis no disponen sino de estas dos categorías : creer y saber, e identifican la gnosis con el simple saber. Se pierde así completamente de vista que entre el creer y el saber, hay un tercer término mediador, todo aquello que connota el término de visión interior, ella misma ordenada hacia este mundo intermediario y mediador olvidado por la filosofía y la teología oficiales de nuestros días, el mundus imaginalis, el mundo imaginal. Lo gnosis islámica dispone aquí de un esquema triádico necesario: hay el conocimiento intelectivo ('aql), hay el conocimiento de los datos tradicionales que son objeto de la fe (naql) y hay el conocimiento que es esta visión interior, revelación intuitiva (kashf). La gnosis es visión interior. Su modo de exposición es narrativo; es un recital. En tanto que ve, sabe. Pero en tanto que aquello que ve no proporciona pruebas "positivas", empíricas o históricas, cree. Es Sabiduría y es Fe. Es Pistis Sophia.

Otra fuente de confusión es la falta de discernimiento entre las Escuelas de gnosis en el siglo II, entre un Valentin y un Marción. Un Valentin jamás ha profesado el antisemitismo metafísico de un Marción respecto al Dios del Antiguo Testamento. Todo lo contrario. Además hay una gnosis judía original, que se reencuentra en la literatura judeocristiana llamada pseudo clementina, en un libro como el Enoch 3 hebreo, primer documento de la mística de la Merkabah. Algunos investigadores incluso tienden a otorgar a la gnosis como tal un origen judaico.

En fin, otra confusión a denunciar: la cosmología de la gnosis no es de ninguna manera un nihilismo, algo así como una "descreación" del acto creador. ¿Cómo podría serlo, si el objetivo de la gnosis es la salvación cósmica, la restauración de las cosas al estado que precede al drama cósmico? El gnóstico es un extranjero cautivo en este mundo, ciertamente, pero como tal su misión es ayudar a la liberación de los otros cautivos. Y esta misión demanda muchos esfuerzos.
Habiendo formulado estas advertencias, estamos dispuestos a situar un fenómeno de nuestros días que inflige un singular desmentido a los críticos impertinentes de la gnosis. Es significativo que un cierto número de científicos constaten de buena fe que el racionalismo es impotente para dar una explicación racional del mundo y del hombre, tendiendo a reencontrar una visión del mundo remitiéndose a las cosmologías tradicionales. Se habla de una consciencia cósmica porque es necesario que una inteligencia esté en obra para que el fenómeno sea explicable, y se usa la expresión "gnosis" y también "nueva gnosis"..

Entonces aquí, en la Universidad San Juan de Jerusalén, vamos a plantear una cuestión grave, o mejor dicho una doble hipótesis. ¿Se tratará verdaderamente de una renovación de la gnosis, testimoniando que la gnosis no puede permaneces indefinidamente ausente y que su proscripción fue una catástrofe? En ese caso, estamos preparados a ir al encuentro. Pero ¿tiene esta renovación una armadura suficiente para que la palabra "gnosis" no sea usurpada y para que no se ponga en peligro el concepto de gnosis? Si fuera desgraciadamente así, nuestra tarea seria denunciar tal peligro.

Para un primer acercamiento, necesitamos comenzar por sacar provecho del esquema común a todas las formas de gnosis, para definir con rigor por una parte el situs de la ciencia agnóstica y por otra parte el situs de una ciencia que aspira a una nueva gnosis.

Numerosos aspectos pueden ilustrar este status quaestionis.

Por ejemplo hay que restituir la verdadera figura de la ciencia de un Newton. Se ha hecho de él uno de los grandes responsables de la concepción mecánica del universo, de la ciencia de ojos de carne, en tanto que los tres cuartos de su obra, mística y alquimia, remiten al conocimiento de los ojos de fuego.
Se trata, con el ejemplo de Jacob Boehme, de determinar lo que podría significar la alquimia como ciencia espiritual, en tanto que dispondría de recursos de los laboratorios y las observaciones de nuestros días.

Hay que explicitar la visión gnóstica del mundo de los visionarios de "ojos de fuego", por ejemplo William Blake, Wordsworth, Goethe, etc.

Por lo mismo habría que juzgar si lo que se ofrece como una gnosis llamada de Princeton tiende verdaderamente a una gnosis de "ojos de fuego" o por el contrario sólo busca el compromiso mortal de una gnosis "de ojos de carne". Por el contrario, un Nicolas Berdiaev podría a justo título considerarse como un gnóstico moderno.
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Finalmente ha de aparecer claramente a todos porqué hemos asociado el concepto de gnosis a la mirada de los ojos de fuego. En la medida en que la mirada de la gnosis es una mirada "visionaria", y no sólo la de un saber teórico, su mirada se vincula con la de los profetas, llevando palabras de lo invisible. Abrir los "ojos de fuego" es trascender toda falsa y vana oposición entre creer y saber, entre el pensamiento y el ser, entre el conocimiento y el amor, entre el Dios de los profetas y el Dios de los filósofos. Los gnósticos del Islam, junto con los kabalistas judíos, han insistido particularmente en la idea de una "filosofía profética". Y una filosofía profética es precisamente lo que nuestro mundo necesita.

Junio 1978

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