lunes, 8 de febrero de 2010

La prosperidad y el desapego


Por: Sergio Valdivia

En toda una vida dedicada a investigar por qué las personas no son todo lo felices que pueden ser, he aprendido que uno de los componentes básicos que lo impide es no saber exactamente lo que se quiere.

Reiteradamente he tratado este tema desde diversos ángulos. Coincidimos con prácticamente todos los escritores sobre temas de superación personal que para tener éxito hay que saber precisamente lo que se quiere. Hay que mantener en la mente y en la imaginación siempre los objetivos y las metas a lograr.

Cuando una persona aprende que su vida será exitosa y feliz, en la medida que defina bien sus objetivos, hay una tendencia a pensar fundamentalmente en propósitos materiales. Incluso en plantear las metas en términos de una cantidad de dinero específica.

Al respecto, es necesario siempre aclarar que la prosperidad tiene otros componentes más importantes: riqueza (en cuanto satisfacción personal o sentirse realizado), salud y alegría de vivir. Es decir, el dinero ayuda a la felicidad, pero no la felicidad no depende del dinero. Es conveniente tener en cuenta esto al formularse metas en la vida. Imagina que has logrado lo que quieres y siente si realmente eso te hará sentirse realizado, feliz y saludable. Mucha gente lucha por metas materiales y cuando las obtiene, no solamente no obtiene felicidad y satisfacción, sino que su vida se hace más miserable.

Es claro que los bienes materiales no son permanentes y en cualquier momento cambian, se envejecen, se los roban, se pierden o se queman. No los podemos llevar a todas partes, porque en realidad no nos pertenecen, sino que los administramos temporalmente.

Tendremos más felicidad y libertad si comprendemos bien esto. Una vez satisfechas las necesidades más fundamentales de tener un hogar, comida, acceso a la salud y a la educación, hay que ser felices si tenemos ciertos bienes y también si no los tenemos. No debemos hacer depender la vida de ello. Apegarnos a las cosas materiales trae sufrimiento.

No suele aclararse otro concepto cuando se habla de tener éxito en los objetivos personales. Y es el que se refiere al desapego del logro de esas metas. Esto parece contradictorio a primera vista. Tenemos que tener presente lo que queremos y luchar por obtenerlo para así tener logros en a vida. Sin embargo, la felicidad y la satisfacción personal no se han de producir cuando algún día obtengamos lo que queremos (si es que lo logramos) sino que ha de producirse en el proceso de actuar y darle sentido a la vida. Nuestra valoración ha de centrase en lo que somos y en nuestras capacidades desarrolladas y por desarrollar, obtengamos o no obtengamos las metas por las cuales estamos luchando.

Hay que tener en cuenta que cualquier meta que nos propongamos no depende solamente de nosotros, sino de muchas otras personas. Y a veces, esas personas no colaboran o las circunstancias se tornan adversas. Y esto no es nuestra responsabilidad. Nosotros somos responsables de nuestros esfuerzos, pero no necesariamente somos enteramente responsables de los resultados. La vida es cambio e incertidumbre constante y nada es completamente seguro.

No hay que sentirse fracasado porque algo no se ha conseguido en el tiempo propuesto. No todo depende de nosotros. Si hemos hecho un esfuerzo constante y sostenido para conseguir algo, siempre aprenderemos. Si algo resultó, bien. Si no resultó, hay que evaluar por qué y hacer las correcciones necesarias. Mientras tanto, al mantenernos activos y protagonistas de la vida, seguiremos aprendiendo, continuamos aumentando nuestra experiencia y seremos un poco más sabios que antes.

Con esta actitud correcta, ninguna experiencia es un fracaso, siempre es un aprendizaje y una apertura a nuevas oportunidades. Usted vale por lo que hace y por sus acciones. Manténgase en estado de alerta ante la vida, mire de vez en cuando hacia el horizonte a donde quiere ir y disfrute el camino que hace día a día. Imagine que conduce un yate o un barco: revisa cada cierto tiempo que el timón esté orientado hacia la dirección correcta y, mientras tanto, disfruta de la navegación.

Articulo original, El Amarna

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