jueves, 21 de mayo de 2009

Alocución del Festival de Leo

[DE LUCIS TRUST]

El texto que sigue fue una alocución dada por un miembro del personal de la Sede Central de Lucis Trust en una de nuestras reuniones públicas. El propósito de estas breves charlas es preparar la mente del grupo para el verdadero trabajo a realizarse –la meditación grupal. Esta charla puede ser usada por personas y grupos que deseen colaborar con este servicio

Buenas tardes amigos. Hoy trabajaremos con las potentes energías de Leo. Cada mes trae nuevas energías cualificadas para trabajar en la meditacion. Estas energías están disponibles constantemente para trabajar con ellas. Pero con cada signo astrológico podemos concentrarnos en esas cualidades particulares que destacan en cualquier momento. Son cualidades del alma a las que todos en el reino humano debemos ser sensibles y aprender a expresarlas si la obra de la gran Deidad de nuestro planeta debe ser llevada a cabo. Todas estas cualidades en su conjunto nos ofrecen una imagen única de las características de los ciudadanos del nuevo reino de las almas entrante, el reino de Dios. Dibujar estas cualidades del alma y expresarlas exteriormente es un esfuerzo del grupo mundial. Y la meditación grupal es el mejor medio para lograrlo. Es un método para trabajar directamente con el plan evolutivo de Dios y no siendo simplemente espectadores pasivos. En este enfoque directo tomamos nuestro lugar como co-trabajadores de Dios, y en un sentido muy real empezamos a tomar el control de nuestra propia evolución.

Vamos a tomarnos unos breves momentos para centrar nuestras mentes en el alma --el alma del grupo-- y relacionarnos en pensamiento con los cientos de otros grupos y personas alrededor del mundo que también están trabajando con estas mismas energías cualificadas. En conjunto estamos creando un vórtice invocativo de energía que ayudará a evocar las cualidades potenciales del alma ya en la humanidad. Estas cualidades deben ser atraídas a la superficie y al primer plano de la conciencia humana, y pueden convertirse en una expresión en la vida cotidiana. En estos momentos de silencio, reflexionemos sobre ellas y después pronunciemos juntos las profundas palabras del Gayatri.

Oh Tú, Sustentador del universo,
De Quien todas las cosas proceden,
A Quien todas las cosas retornan,
Revélanos el rostro del verdadero Sol Espiritual,
Oculto por un disco de Luz dorada,
Para que conozcamos la Verdad,
Y cumplamos con todo nuestro deber,
Mientras nos encaminamos hacia Tus sagrados pies.

El Gayatri es una de las plegarias más antiguas de la humanidad. Y con su referencia al rostro del “verdadero Sol Espiritual oculto por un disco de Luz dorada”, tenemos una expresión del alma, el intermediario divino entre Dios y el hombre. Esta expresión intermedia se resume en la nota-clave de Leo “Yo soy Ese, y ese soy Yo”. Ésta es la nota-clave que utilizaremos como pensamiento-simiente en nuestra meditación de hoy. Resume la profunda prueba para el sujeto Leo, y de hecho, para todos nosotros, la prueba de la trascendencia. Primero se expresa en las palabras “Yo soy” –la voz de la autoconciencia, del individuo Leo egoísta. Pero esta etapa debe ser reemplazada por las palabras “Yo soy Ese”. Esto hace entender a la combatíva personalidad Leo lo que es en realidad: un hijo divino de Dios que está obteniendo rápidamente una conciencia más elevada y preparándose para una expresión nueva y universal en Acuario.

Acuario es por supuesto el polo opuesto de Leo, lo cual hace nuestro trabajo con estas energías aún más rocambolesco, puesto que Acuario es la era hacia la que estamos avanzando rápidamente. El espíritu de Acuario se ejemplifica en su universalidad y su sentido de “distribución general”. Esta cualidad universal presenta puntos de crisis para el tipo Leo, porque presenta la oportunidad de trascender el enfoque auto-centrado y fundirse con la cualidad universal de Acuario, pero al mismo tiempo, trae con él ese sentido singularmente desarrrollado de confianza en sí mismo de Leo.

Estamos muy familiarizados con los tipos característicos de la primera etapa. Yo soy [es] la Palabra del yo auto-consciente. “Muchas personas están convencidas”, dice el Tibetano, “de que son autoconscientes cuando están impelidas por el deseo y empeñadas en satisfacer ese deseo, o creen que son el centro dramático de su universo. Sin embargo la única persona verdaderamente autoconsciente es el hombre consciente del propósito, de una vida autodirigida y de un plan y programa de vida desarrollados y definidos. Cuando esto está presente se infiere que hay percepción mental y cierta medida de integración. Estar motivado sólo por la emoción y activado por el deseo no indica poseer verdadera autoconciencia. En el hombre no evolucionado predomina más el instinto que la autopercepción. En el hombre autoconsciente verdaderamente evolucionado, no sólo existen la orientación, el propósito y el plan, sino que posee también la conciencia del agente activo del plan y de la acción”.

Por lo tanto, la influencia del signo opuesto –en este caso, Acuario– es crucial para el avance humano en el sendero. En nuestro sistema zodiacal actual, hay seis pares de signos y cada par debe llegar a ser finalmente uno. “Debería recordarse”, dice, “que -desde el ángulo del desarrollo final de las doce potencias zodiacales- los doce opuestos deben transformarse en los seis fusionados, y esto se produce mediante la fusión de los pares de opuestos en la conciencia. Los opuestos persisten eternamente desde el punto de vista de la razón humana, pero para el iniciado cuya intuición está activa, constituyen sólo seis grandes potencias, porque él ha logrado “actuar libremente entre ambos”, según se dice. Por ejemplo, el sujeto de Leo que tiene conciencia iniciática conserva la individualidad desarrollada en Leo, lo mismo que la universalidad de Acuario; puede actuar, si así lo desea, como individuo plenamente autoidentificado, poseyendo simultáneamente una despierta percepción universal”..

Vemos así que los pares de opuestos existen no sólo con el propósito de crear una situación de conflicto; existen con el propósito de estimular el cambio y la transformación, como vemos en el caso de Leo y Acuario. Y la misma oportunidad existe para todos nosotros sin importar cuál pueda ser nuestro signo.

¿Cómo trasladar esto a la situación del mundo de hoy? La auto-centralización y el egoísmo parece que son demasiado a menudo la cualidad dominante que rige las decisiones humanas. Pero afortunadamente también hay un creciente poder de la conciencia universal y un mayor sentido de compasión y preocupación por las necesidades reales del mundo. Lo vemos en la difícil situación de los refugiados en Darfur y en la preocupación por el calentamiento global. La auto-centralización no es sólo una característica de Leo; es universal, es muy humana. Porque es una etapa por la que hemos pasado, estamos pasando ahora o pasaremos en el futuro. Es una cualidad inevitable que tiene sus aplicaciones, ya que es un muy buen instrumento de aprendizaje. Y Acuario está presente ahora para revelar el sendero que se extiende delante de todos los que son guiados por el egoísmo.

Moverse en conciencia del Yo soy al Yo soy Ese, es un enorme paso adelante. Y después desde esa etapa de integración al Yo soy Ese y Ese soy Yo es un salto adelante aún mayor. El sendero completo desde el Yo soy una personalidad, al Yo soy un alma fusionada con la personalidad, al Yo soy esa Mónada universal y soy uno con Dios Padre, está personificado en la nota-clave de Leo. La oportunidad para la transformación real se pone de manifiesto en esa nota-clave para uso de toda la humanidad, no sólo de los tipos de Leo, sino para todos los que son sensibles a su influencia. Las energías cualificadoras de todos los signos fluyen continuamente hacia y a través de la conciencia humana, y nosotros simplemente debemos desarrollar una mayor sensibilidad a su nota única.

Y la cualidad particular que Leo proporciona, es la clave para este proceso de desarrollo. Se dice que toda la historia y la función de Leo y sus influencias pueden resumirse en la palabra “sensibilidad”.

1. Sensibilidad a los múltiples impactos del entorno, de las personas que nos rodean y de sus necesidades; sensibilidad a la comunidad y a la nación e incluso al mundo.
2. Sensibilidad a la voluntad, anhelos y deseos de la propia personalidad, el yo inferior.
3. Sensiblidad al alma, el yo espiritual interno, y a las cualidades condicionantes que ofrece.
4. Y luego finalmente, la sensibilidad al alma fusionada, integrada con la personalidad e incluso a la fuente más elevada que se encuentra en el reino monádico.

Desarrollar la sensibilidad a todas estas diferentes etapas del alma es, desde luego, un proceso largo, lento y a menudo penoso, que requiere muchas vidas alcanzar. Es la tarea subyacente del alma, no importa lo que la personalidad exterior pueda estar haciendo en el mundo. Se logran grados cada vez más sutiles de sensibilidad por la experiencia de como reaccionamos exterior e interiormente al mundo. Finalmente, a medida que nuestra sensibilidad se hace más aguda y logramos más libertad del control del entorno, nos liberamos de sus efectos. Ya no estamos condicionados por el entorno, sino que invirtiendo el proceso, empezamos a condicionarlo en relación con el desarrollo del plan divino de Dios. Empezamos a asumir un papel activo al servicio de Dios, como agentes conscientes del proceso de redención.

Es una etapa de sensibilidad en la que nos encontramos un número creciente de personas en el mundo de hoy. Un número significativo está expresando la necesidad de valores más elevados, espirituales, lo que indica la influencia condicionadora del alma. Estamos en un punto en el que, en un sentido muy real, el alma está ejerciendo el sentido de responsabilidad, y asumiendo el dominio del medio ambiente. Y estamos alcanzando rápidamente esa etapa de sensibilidad en la que la persona liberada no siempre está condicionada por su entorno sino que comienza la ardua tarea de condicionarlo en relación con el plan divino. El movimiento del calentamiento global y el énfasis persistente en la ecología de la tierra son ejemplos evidentes de esta respuesta del alma.

Hay dos notas clave subsidiarias, pero potentes, en la persona de Leo que deberíamos considerar en este punto para que la naturaleza de las influencias ejercidas por Leo sea percibida claramente. Son la voluntad de iluminar, que constituye el anhelo que impulsa hacia el auto-conocimiento, la auto-percepción y el intelectualismo positivo, y también la voluntad de regir y dominar, la cual es de naturaleza tan controladora en este signo y de potencia tan sutil en el tipo de Leo. La voluntad de regir es la que lleva a la persona nacida en este signo a lograr con el tiempo el dominio de sí mismo y el control de la personalidad (para móviles buenos o egoístas), y es también la misma tendencia la que lo conduce finalmente a controlar mediante la personalidad, regida por Leo, a grupos de personas grandes o pequeños. Esto –en una etapa avanzada– es una expresión de la fusión de la energía de Leo y la potencia de Acuario. Ello es inevitable en la larga trayectoria de hombres y razas; de allí que toda experiencia en Leo sea preparatoria. La voluntad de iluminar es la que impulsa a toda persona de Leo a experimentar y obtener conocimiento.

Y así tenemos estas cualidades particulares impresas en la conciencia humana a través del signo de Leo, y pueden constituir la base de nuestro trabajo de meditación de esta tarde. En primer lugar, tenemos la cualidad de la sensibilidad, que es una palabra que resume toda la historia de Leo. ¿Cómo podemos desarrollar esta sensibilidad? Mediante la inducción de las energías del alma. Permitiendo a las cualidades del alma gobernar nuestra vida, automáticamente inducirá una naturaleza más sensible. Las partículas de sustancia más toscas que reaccionan a los deseos del pequeño yo personal serán expulsadas y reemplazadas por las energías más sutiles y sensibles del alma. Estas mismas energías del alma también fortalecerán la voluntad de iluminar, y cualificarán de una manera más amorosa la voluntad de regir. En total, esta sensibilidad y la fuerza de voluntad permitirán decir Yo soy Ese. Éste es, hoy, el regalo de Leo a la humanidad.

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Dale McKechnie

Nueva York,
29 de Julio de 2007

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