[De Lucis Trust]
El alma del hombre es la que crea, a través de la imaginación creadora. Crea su forma externa y, en realidad, la naturaleza de deseo del alma ha creado nuestro ‘ahora’, limitado por la forma. Crea por medio de la mente, construyendo formas-pensamiento en el plano mental y objetivando el deseo en el plano astral. El alma exterioriza pensamientos y deseos en el plano físico. El alma, que no conoce la separación en su propio plano, no sólo está ocupada con la forma de sus objetivos visionarios sino también con las cualidades o el significado de lo que está oculto tras los velos de tales visiones. Llega a ambos, a lo divino y a lo humano, y por lo tanto ocupa el punto medio entre el mundo de las ideas y el mundo de la forma. El alma es auténtica “creatividad”.
El discípulo es la forma externa de la creatividad del alma y nuestra conciencia se ocupa del contacto subjetivo y no de la percepción externa. Somos responsables ante nuestra alma y aprendemos a trabajar en los planos internos de significado y nuestro deber es ayudar a llevar a la conciencia cerebral del hombre que el mundo del significado es una realidad para la humanidad. Cuando se considera y se entiende esto, comprendemos que los discípulos tienen una enorme responsabilidad tanto hacia la divinidad como hacia el hombre. Por lo tanto debemos estar alerta escrupulosamente para asegurar que toda la creatividad está purificada por el amor, y que ha pasado a través de los fuegos de nuestros corazones fuertes, limpios y bellamente formados. No puede ser de otro modo. El corazón sano nos revelará lo que es verdadero; lo que es falso se perderá en la forma. Es el único camino para conocer el poder y la pureza de cada forma-pensamiento creada, ya sea dada o recibida.
Luis Montero
No hay comentarios:
Publicar un comentario